CAPÍTULO CINCO Royce se quedó ahí con la palma de la mano extendida, y el hombre de aspecto salvaje dio un paso atrás. “¿Royce? ¿Eres tú?” “Sí, padre”, dijo Royce, y él apenas podía creerlo. Después de todo lo que había pasado para encontrarlo, su padre estaba allí. Este hombre salvaje, con una barba tan larga que rozaba su ombligo, era su padre, era el rey. Era difícil de creer, pero Royce sabía que era verdad. Royce podía verlo ahora en la similitud de sus rasgos, pero era más que eso. Su padre llevaba un anillo de sello con el escudo real, y mientras sus ropas estaban gastadas y blanqueadas por el sol, Royce aún podía ver la riqueza de ellas. “Eres tú. Es…”. Su padre se lanzó hacia adelante, abrazándolo, apretándolo fuerte. “He esperado… tanto tiempo por este día”. Su voz sonaba