—Gracias, de verdad, por todo. —Se alejan del abrazo y le sonríe. —¿De qué hablan? —Lourdes se acerca con una gran sonrisa, Sam siguió tomando sol. —De nada. —Sonríe Agustín, no le gustaba que Lourdes se metiera en sus asuntos. —Sabes qué no me gusta que me mientas. —Se cruza de brazos y trata de estar bien. —Son cosas de chicos Lourdes. —Alessandro le pone los ojos en blanco. —Ok, entonces este tema supuestamente de «Chicos», ¿Tiene algo que ver con Sam? —Alessandro la ve ligeramente impresionado, parecía que lo acosaba. —No —responde firmemente sin dudarlo. —No mientas. —Se molesta y sin razón alguna. —¡Lourdes! —Agustín la regaña—. No lo presiones, además, eso no es tu problema. —¿A qué viniste? —Los dos mejores amigos se ponen de acuerdo para defender la privacidad de Alessand