CAPITULO 4
TINY
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La vergüenza que sentía de mi misma era incalculable, odie durante toda mi vida el trabajo al que se dedicaban mis amigas por unos cuantos verdes generados del cartel por vender su cuerpo, mi única desesperada razón para pisar esa finca fue poder conseguir el dinero para alcanzar mi sueño. Pensé que el único precio que tenía que pagar era entregar mi virginidad a uno de esos degenerados, nunca me plantee tener que regresar y convertirme en la dama de compañía de uno de estos hombres, considerado como el más peligroso y volátil de la hermandad. Quise entrar a casa en silencio, la poca dignidad que mi cuerpo procesaba no alcanzaba para mirar a los ojos a mi madre y mi abuela, mujeres que repudiaban la prostitución y al cartel.
—Buenas tardes mi niña, ¿Cómo te fue con el préstamo estudiantil del banco? —pregunto la abuela ansiosa.
Esa fue la excusa para justificar que pagaría mi viaje a USA, la creí suficiente para calmar la curiosidad de mi familia, aunque no contaba con este nuevo episodio donde probablemente alguno de sus hombres entre a acabar con la vida de las mujeres que más amo, por decir NO. Abrace muy fuerte a mi abuela entre lágrimas de dolor le comente que me habían dado el supuesto “prestamos estudiantil” me rompía en mil pedazos mirándola feliz, si supiera que me acosté con un narco para conseguir el dinero moriría de la tristeza.
—No llores abuelita —abrazándola.
—Lloro de felicidad porque estas a punto de alcanzar tus sueños, integra, no has tenido que hacer ninguna locura como tus amigas para obtener lo que quieres. Me siento orgullosa de usted.
Esas palabras se clavaron como un puñal en mi pecho, fingí un dolor de cabeza y que subiría a descansar.
—Ah, mi niña llego un paquete para ti, lo deje en tu habitación, iré a echarle una mano a tu mama en el restaurante, te deje sopa en el refrigerador.
—Gracias abuela —entre a mi habitación, mirando el paquete sobre mi cama.
Era bastante raro pero abrí aquel paquete encontrándome con un teléfono celular, con un papel fosforescente y en mayúscula la palabra escrita “ENCIENDEME”. Dude temblorosa con aquel móvil entre mis manos, pero en este momento la seguridad de mi familia estaba en juego y por nada del mundo cometería una tontería que las pusiera en peligro, encendí el teléfono celular y no tardo mas de tres minutos cuando ya estaba sonando, respire profundo con la seguridad de que tras aquella llamada estaba algún m*****o del cartel.
— ¿Que hubo muñeca? Te habla mamá Fina, es impresionante que no sabía de ti en este barrio tan pequeño eras como un fantasmita. ¿Estas allí?
—Si señora, buenas tardes. No entiendo el motivo de su llamada.
—Que educada eres, por eso iras a un universidad tan prestigiosa como Harvard.
Me invadió el silencio ¿Cómo demonios sabia esta señora que iría a Harvard?
—Muñeca te veo en mi casa en 10 minutos, sola cariño. No tardes porque llevo afán —cortando la llamada.
Corrí a la cocina y me prepare un té de manzanilla, necesitaba calmar mis nervios, pensé rápidamente, si llamar a mis amigas, pero de nada serviría dudaba que alguna de ellas pudiera sacarme de este problemón en el que estaba metida, sin duda me sacaba de onda el hecho de que mamá fina se haya comunicado conmigo y me haya citado en su casa ¿Por qué? Parecía incluso conocer mi vida en las sombras de este horrendo y putrefacto barrio, donde ella y sus hijos tenían el control de todos los habitantes, simplemente hasta hoy yo fui una desconocida, maldigo el día que pise esa finca para vender mi virginidad. El celular volvió a sonar, mire mi reloj y me percate que solo habían pasado cinco minutos.
—Buenas
—Recibiste el móvil —escuchando su voz ronca detrás de la llamada.
—No entiendo. Le dije que no era una prepago
Su risa irónica me golpeo el ego
— ¿Cómo crees que actúan las putas? Te pague por aquella noche mucho dinero para tu universidad, compre tu cuerpo mamacita eso en mi mundo solo se hace con las prepago, saliste en tu colegio con la mayor nota y no sabes que significa vender su cuerpo.
— ¿Que quiere de mí? —pregunte avergonzada.
—Iras a casa de mi madre, sin preguntas, sin reclamos, sin quejas y mucho menos con tu historia de no soy del bajo mundo soy un angelito que se cayó del cielo porque créeme nadie mejor que mamá fina conoce a las mujeres que venden su cuerpo por dinero. El fin de semana mandare por ti, trae ropa, aunque pasaras el fin de semana desnuda, no creo que la necesites. No me gustan las excusas Tiny, ni la gente complicada, tu abuela y tu mama llevan una vida tranquila en calero no se las arruines con tus tonterías —cortando la llamada.
Lágrimas salían sin parar, me sentía como una cucaracha pisoteada por un monstruo, mis amigas tenían razón mi familia estaba en peligro por culpa de mi error, la única que debía pagar por ello era yo, solo me quedaban dos meses en Colombia podía soportar esto a cambio de la tranquilidad de las mujeres que más amo en el mundo. Seque mi rostro, respire profundo y emprendí camino a la casa que veía de lejos por años como la más grande y ostentosa del barrio, dos de los hombres que cuidaban la entrada me hicieron entrar, era mucho más hermosa y lujosa por dentro.
—Pero mira que hermosa eres muñeca —dándome un beso en la mejilla, luego me hizo dar varias vueltas observando mi cuerpo —. Eres una preciosidad, además que tienes mucha suerte, mi Andrés Felipe es muy quisquilloso después de Eva María que en paz descanse pensé que se recibiría como cura —riendo a carcajadas —. Pero me doy cuenta que el tiempo de nuestro amado señor Jesucristo es perfecto. Acompáñame —tomando mi mano y dirigiéndome hacia el salón, donde estaba aquella hermosa mujer rubia esposa de Miguel Alejandro.
—Ella es Marta Mónica esposa de miguel Alejandro mi única nuera formal y ella es la bioanalista Rosario quien se encargara de tomarte algunas muestras de sangre no te asustes, eres joven seguro estas muy sana.
— ¿Muestras de sangre? —pregunte intrigada.
—Sin preguntas muñeca, la decisiones del patrón se respetan y se acatan, aprende esa lección —acariciando mi rostro. Su servidumbre me ofreció algo de tomar, solo pedí un vaso de agua.
Me tomaron algunas muestras de sangre incluso de orina, estaba completamente confundida, pero guarde silencio mientras en mi cabeza deseaba que los días pasaran volando para desaparecer de calero.
—Estas muy asustada —comento la rubia que reposaba en uno de los sillones con sus hermosas piernas cruzadas —me llamo Marta Mónica pero la familia de cariño me consienten con el nombre de mona, al principio no lo entendía como notas no soy colombiana, soy española luego me explicaron que era porque soy rubia, me gusta —entablando una conversación conmigo —. Andrés Felipe es un hombre muy fuerte, pero lo conozco si no lo haces explotar de ira te tratara bien.
—Gracias por el consejo.
—Estaré en la finca del mal el fin de semana es el cumpleaños de mi esposo y lo celebraremos con una gran fiesta, si te sientes sola o fuera de lugar, cuentas conmigo. Se nota que eres una buena persona y que estar aquí no es algo que hayas pedido.
Le regrese la sonrisa, al parecer ella tampoco era una mala persona, Salí de aquella casa con la vida destrozada, no era tonta sabía que este era el principio de mi propio infierno, no conocía exactamente los planes del Diablo conmigo, pero cualesquiera que sean, seguro conllevaba a mi sufrimiento. Mis amigos estaban frente a mi casa, con la cara de sorpresa, me lance en el mueble del salón a llorar, quería tener el poder de retroceder el tiempo y no cometer la burrada de vender mi cuerpo por dinero aun con la desesperación de perder mi beca, estaba perdiendo algo más importante para mí en la vida mi dignidad.
—¿Que hubo amiga? ¿Qué hacías en la casa de mamá fina? —me interrogaba Mabi
Les resumí los últimos acontecimientos detalladamente, dejándolas más preocupadas que yo.
—¿Exámenes de sangre? Eso si esta raro, aunque ese man no está bien de la cabeza, es explosivo, seguro quiere asegurarse que eres sana antes de volver a follarte sin preservativo.
—Cállate diana que no ayudas en nada —intervino Luciana —. Le pediré al perro que me invite a esa fiesta para hacerte compañía.
—Waoooh, te estas poniendo las pilas lucí —comento Mabi.
—No, suficiente tenemos con mi puta vida en este mundo por culpa de una desesperada decisión, no vas a cometer tú el mismo error, no me lo perdonaría Luciana.
—Somos amigas y no te dejare sola, yo a él se cómo controlarlo. No te dejare sola, para eso somos las hermanas.
—A esa fiesta no nos han invitado, ni nos invitaran, a la finca del mal no llevan prepagos, es buena idea que Luciana te haga compañía, te conozco te quiebras rápido —comento Diana.
—¿Cuál será su propósito contigo? —se preguntaba Mabi —. Si ya sabe todo de ti, conoce que en dos meses te vas de este mendigo barrio ¿Por qué se interesaría en una mujer que pasara cinco años fuera del país estudiando?
Esa pregunta era la más lógica del mundo, Mabi tenía razón y sentí aún más ansiedad por saber cuál sería mi destino después de aquel fin de semana. De algo si estaba segura lucharía con garras y dientes para largarme en dos meses no solo de este barrio si no de este país.
NOTA DEL AUTOR:
HOLA CHICAS, LES DESEO UN LINDO Y BENDECIDO MIÉRCOLES.
NO OLVIDEN DEJARME SUS VALIOSOS COMENTARIOS...