Suspiré y salí de mis pensamientos, al escuchar a mi novio hablar a la persona menos indicada. —Julian, Sheila dice que vas a la universidad. ¿Qué carrera estudias? —Este será mi tercer año en administración y finanzas —respondió, como si con él no fuera la cosa—. Una carrera sencilla en la que no pongo empeño y sin embargo, apruebo. —Tú y tu grandiosa sinceridad, ¿verdad hijo? —dijo Mary. Julian se encogió de hombros—. Queremos que después de ésta, haga una que le guste más, pero no presta demasiado interés. —Sabes de sobra que fui a esa universidad por obligación —escuché la conversación en silencio, Mary miraba a su hijo menor ceñuda. ¿Por qué Julian le contestaba tan mal?—. Y lo peor es que todavía me queda otro año y las prácticas —bufó—. Además, ¿no es la más adecuada la que