Observé por decimoquinta vez el contenido de la carta: “Quedamos en la parte de atrás del edificio antiguo”.
La letra de la persona no era ni por asomo conocida por mí, ¿qué debería hacer?
Reunirme con alguien sería muy peligroso, quizás sería Wilmer y podría intentar dañarme, pero por otro lado podría ser una declaración de amor, y la simple idea de dejar plantada a una persona que lo único que desea es demostrar sus sentimientos, me hacía sentir bastante miserable.
Tenía que asistir, llegaría tarde y si resultaba ser uno de los chicos peligrosos que Julian me había mostrado en aquella foto el día antes de irse, entonces, no reunirme con él y correr hacia casa me bastaba y me sobraba.
Escuché unos pasos acercarse a mí, era Imelda, venía de la mano de Jack.
Qué suerte tenía de poder
