No solo bastaba con lo que estaba viviendo, sino que el idiota de Julian me había prometido un regalo si lograba posicionarme entre los primeros 3 del instituto. Por supuesto, me reí al principio de tal absurdo, jamás había llegado a esa posición y dudaba mucho que pudiera hacerlo ahora, pero ese azabache tenía un increíble poder de convencimiento y cuando me vine a dar cuenta, ya estaba estudiando como loca para tener éxito. En estos momentos se encontraba fuera y aunque trataba de no pensar en lo que estaba haciendo o con quién, no podía evitar inventar sueños en mi mente que sabía, eran imposibles. — No me culpes si no puedo llegar ni al top 10 — me quejé al hablar con el por teléfono, luego de una semana de tortura—. Siento que la cabeza me va a estallar. Él había soltado una enor