Él agarró mi mano con fuerza y sentí su calidez, esa que él conseguía darme con el simple hecho de rozarme, deseaba estar a su lado siempre, incluso si sonaba horrible por tener a Kenji como novio. No importaba nada, por alguna extraña razón, ahora sentía que nada había cambiado pero… ¿me abrazaba a mí esta mañana o la abrazaba a ella? ¿Me acarició a mí con su nariz o por lo contrario, pensaba que era ella? Esa duda albergaba mi mente, o tal vez si era para mí de forma dulce y tierna. La típica de un hermano mayor a su pequeña hermana. —Él sigue sin gustarme —sonreí ante sus palabras—. Tiene algo que no me gusta, Sheila, así que por favor, si tienes algún problema… —Serás el primero en saberlo —respondí con una sonrisa pequeña en mi boca—. Él no es malo, Julian, dale una oportunidad.