Narra Megan. No podía dormir. Por más que lo intentara, era incapaz de conciliar el sueño. Estaba agotada, tanto física como mentalmente, pero no podía relajarme. Los extraños acontecimientos que habían sucedido durante los últimos días no paraban de repetirse una y otra vez en mi mente. La inesperada propuesta de Mateo, mi aún más inesperada respuesta, y su reacción al lugar donde vivíamos. Se había mostrado disgustado y furioso, y había reaccionado con su habitual despotismo. Antes de que pudiera reaccionar, nuestras escasas pertenencias estaban en el maletero de su enorme y lujoso auto y regresamos a su departamento. De forma permanente, o hasta que su desquiciado plan acabara. El desquiciado plan en el que me había visto envuelta en la misma medida que lo estaba mi jefe. El departamen