Capítulo 7

1600 Words
 Me tocaba aprender la disciplina del servilismo y Macario me ayudaría en esta materia, ahora éramos, compañeros de trabajo. Mientras pronunciaba este discurso, Don Páscuale, se había puesto muy serio-  - ¿has entendido Sebastián? - me pregunto. -Si Don Páscuale –respondí- todo esta claro-.       Luego suavizando la expresión de su rostro me dice: -Nos vamos ha llevar muy bien, eres inteligente y aprenderás muchas cosas, como te dije ayer; “deja que los diamantes vengan a ti”; ya veras que en poco tiempo querrás quedarte en la fortaleza; mañana a las siete nos vemos aquí.  Seguidamente me extendió su mano y mientras apretaba fuertemente la mía, pensé: Nunca seré otro mono en tu jaula. Sali y allí estaba Macario, pacientemente esperando; me acompaño hasta mi celda, la cual dejo abierta diciendo: -Deja todo en orden; te espero para llevarte a tu nueva habitación-. En realidad, no había mucho que ordenar; recogí mi ropa de espanta pájaro en una especie de rollo, tome la caja con los implementos de mi nuevo oficio de limpiar zapatos y seguí a Macario.       Era la primera vez que iba delante de mi. Recorrimos el mismo pasillo, pasamos frente a la puerta de madera, caminamos unos pasos mas y Macario abrió una puerta metálica que nos dio acceso a un lugar muy espacioso, una especie de pequeña plazoleta redonda, rodeada de muchas habitaciones numeradas; era algo parecido a un chabono indígena, pero con un techo bastante alto donde se apreciaba una vez mas, la seguridad de la fortaleza. Aunque no se veía a nadie, parece que era el lugar de habitación de todos los servidores de Don Páscuale. Macario me entrego una llave que tenia el numero siete, fui a la puerta con ese numero y abrí.        Era un cuarto algo amplio con una cama mas grande que la de mi ultima celda, con un colchón mas cómodo y con dos sabanas y una cobija y una toalla, dobladas sobre el mismo y también, lo que parecía una muda nueva de ropa, había una mesa multiuso con una silla de madera y también un pequeño closet sin puerta; todos los cuartos tenían una ventana de dos hojas al lado de la puerta. Macario se asomo al cuarto diciendo:       -Allí tienes lo necesario para dormir cómodo y una mesa que te sirve de comedor, cada quien come en su cuarto y la comida te la darán, en la cocina que esta al fondo, hay dos baños múltiples y dos bateas con pilas para cualquier necesidad de limpieza, en la pared hay una lista numerada, con la fecha que a cada uno le toca limpiar los espacios en común y con un horario de comidas-.       -Espérame listo a las siete para llevarte a donde Don Páscuale- termino diciendo Macario y se marcho.  Me sentí un tanto extraño, ya que estaba acostumbrado, a que Macario me dejara encerrado, Sali del cuarto y respire profundo, sintiéndome un poco libre, aunque imaginaba que alguien me estaría vigilando; ya me había vuelto paranoico y hasta en sueños veía ojos mirándome. Tome un baño y me acosté dejando abiertas la ventana y la puerta, es un lujo que hacia tiempo no podía darme. Pensaba en cual seria mi primera tarea mañana, quizás abotonarle el pantalón a Don Páscuale, ya que la barriga se lo dificultaba, aunque eso podía hacerlo muy bien Macario, seguía intrigado, preguntándome para que me necesitaba Don Barrigón.      Quizás mañana comenzaría a c******e la cortina de tantas incógnitas. Tiempo tendría para descifrar los enigmas que escondía Don Páscuale; tenia un gran reto por delante, no era fácil engañarle, tal vez, tantos años practicando la maldad,  habían desarrollado en su instinto de conservación, un sexto sentido, para percibir el peligro y por eso siempre estaba, un paso adelante de sus enemigos, dándose el lujo de jugar con ellos, obteniendo al final, un resultado favorable a el; pero con toda seguridad también tendría sus puntos débiles, y mi cercanía a el me daría, la oportunidad de ir descubriéndolos, por lo que mi  “obra de teatro” debía ser muy convincente para ganarme su confianza.      Desperté muy temprano, y me quede quieto repasando los últimos acontecimientos, sentía cierta inquietud; hoy comenzaría, una nueva etapa en mi vida, en medio de una gran incertidumbre; además de estar vigilado por todas partes, también tendría sobre mi los ojos de Don Páscuale, sentía un hormigueo en el estomago por no saber que iban a hacer conmigo y por otro lado trataba de darme animo pensando que el me necesitaba para algo, que los demás no podían hacer y ya eso era un punto a mi favor y si se quiere, puedo anotarlo como una debilidad de parte de el, porque dependía de mi para obtener algo. Cuando llego Macario, ya lo estaba esperando; no sentí deseos de comer, por lo que no fui a retirar el desayuno;       Mientras iba con Macario, me explicaba que debía permanecer en silencio ante Don Páscuale y nunca hacer preguntas; si hay algo que debas saber, el te lo explicara; llegamos a una puerta y Macario toco muy suavemente; la puerta se abrió y allí estaba Don Páscuale, pero no estaba vestido de blanco; tenia puesta una túnica roja con bordes blancos y unos cuantos símbolos dorados en la espalda, parecía un sacerdote de alguna de esas religiones extrañas donde el líder se disfraza de rey; su rostro  tenia una expresión de santidad, que traspasaba todos los limites de la ridiculez, parecía un mago triste cuando se ha quedado sin publico, hizo una seña para que me acercara, y yo mire para atrás para ver si era a Macario a quien llamaba, pero ya este había desaparecido.       Me hubiese gustado salir un momento, para soltar una carcajada que me estaba tragando; Me acerque a el, y me tomo de la mano izquierda y caminamos lentamente, uno al lado del otro, como un padre llevando la novia al a casarse, hasta una puerta grande, en forma de arco que había en el fondo, donde se divisaba un gran altar, con imágenes de animales extraños; me puse tenso mientras pensaba: -solo me falta que este payaso quiera casarse conmigo-. Entramos al altar de los animales raros, y nos dirigimos caminando lentamente hacia el fondo, donde estaba la figura principal, mientras yo seguía pensando: - que no toquen la marcha nupcial-. Cuando llegamos ante la gran figura, que parecía un león riéndose, el cual tenia alas de águila, además también tenia los dientes y las plumas doradas. Don Páscuale se aproximo a mi rostro – otra ven me puse muy tenso, pensé que me iba a besar- y me dice al oído: - arrodíllate -respiré aliviado.  Me arrodille, y el tomo una gran vela que estaba encendida delante del león y se coloco detrás de mi como por diez minutos, haciendo no se que cosas; solo se que movía mucho la vela detrás de mi, porque mi sombra proyectada sobre la figura sonriente, se movía de un lado a otro, hasta que por fin volvió la vela a su lugar y me dijo otra vez al oído: -levántate-. Me levante y salimos del de aquel altar, y yo respire aliviado, porque aun seguía soltero. Don Páscuale me mostro un mueble para que me sentara, luego entro a una pequeña habitación como por veinte minutos y salió vestido de blanco; Se veía relajado en aquella atmosfera, donde resaltaba el olor a incienso; parecía satisfecho, como quien se a librado de un peso y el caminar, le vuelve a ser liviano, por un camino que había perdido y lo a vuelto a encontrar. Vino hacia mi, se sentó a mi lado diciéndome: -Como puedes ver, yo no trabajo solo, una de las claves de mi prosperidad, se basa en la ayuda de los espíritus, que me abren todos los caminos y me protegen de muchos males, de intrigas y traiciones y aquello que esta fuera de mi visión, ellos abren mis ojos y me lo muestran; en este pueblo, no tengo enemigos que puedan hacerme daño porque ellos los mantienen neutralizados; fue así como descubrí mucho tiempo antes, lo que tu planificabas, cuando tu llegaste allí, ya te estábamos esperando. Por eso no doy un paso sin encomendarme a ellos, no tomo una decisión sin consultarla con ellos, para que me guíen. Tu vas a estar muy cerca de mi y has tenido el privilegio de haber sido presentado a los espíritus; ellos han conectado, tu espíritu con el mío, es decir; que, de alguna manera, estas ligado a mi, en este momento no puedes entenderlo, pero tu destino este marcado para llevar a cabo cosas muy importantes, que yo no puedo hacer. –lo que yo entendí, es que nuestros espíritus, si se habían casado, y que yo como fiel conyugue espiritual, tenia que hacer algo por el; quizás correr cien metros planos; solo espero, que los espíritus no les interese la luna de miel, ni les interese practicar el sexo. Continúo hablado sin muchas pausas: -Los espíritus te irán preparando para que veas aguas muy profundas, pero no te asustes ni te desesperes, solo “deja que los diamantes vengan a ti”; luego se quedo en un letargo como extasiado, o dormido con los ojos abiertos, enfocados en un punto indefinido del techo, como si estuviera viajando hacia otra dimensión. No podía creer lo que había visto y escuchado; este hombre estaba desquiciado y estaba pasando por un severo ataque de locura; el único motivo que tengo para asustarme y desesperarme, es estar encerrado en la fortaleza.
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