Mía Clark tiene una pequeña crisis existencial al graduarse de su último año de colegio, todos saben lo que quieren hacer en su futuro... Todos excepto ella.
Su padre, el hombre que más admira en el mundo, desde siempre supo lo que iba a ser de grande, igualmente su madre... Incluso él. ¿Porqué ella aún no siente esa pasión ferviente por algo?
¿Fotografía? ¿Música? ¿Seguir los pasos de sus padres? ¿Medicina? ¿Qué puede escoger ella? ¿Qué es lo que más le apasiona?
La respuesta viene clara, es solo un nombre y apellido: Logan Cooper.
Él es el hombre perfecto para ella, aunque un poco mujeriego y egocéntrico, desde que lo conoció y hasta el día de hoy, vive pensando día y noche en él.
Tal vez Mía no sabe que hacer en su vida profesional, pero sí que sabe que Logan debe ser el amor de su vida, eso lo tiene clarísimo.
Pero entonces... ¿Cómo hará funcionar su desorganizada vida con la del chico más perfecto del mundo?
Lo que más odia Logan son los desastres y los caos, en su ajetreada vida no cabe la palabra torpe e inútil, lástima que esa sea la perfecta definición de Mía.