Respiro profundo. ¡¡Esto sí que es una maravilla!! Pensé mientras estaba en la galería tomándome una copa de vino tinto y escuchando música. —Me siento libre— le dije a Emily con mucha sinceridad. Ella asiente. —No sabes lo feliz que me haces que cumplas uno de tus sueños jefa. Me reí entre dientes. —Jamás me lo imaginé—me tomé un poco de vino —Me vi solo criando hijos. —Pues, la vida a veces nos tiene otras cosas. Tienes que dejar de tener ese miedo, te lo vi y por eso dije que lo aceptamos. Lo dudaste por un momento y eso no es bueno. Asiento. No quiero volver a encerrarme como lo hice antes. —¿Has hablado con Mohamed? —me preguntó Emily Negué con la cabeza. —No. Desde que se fue no me ha escrito y llamado —le di otro sorbo al vino —¿No te parece extraño que no lo haga? Emi