CAPÍTULO 1

1229 Words
ACTUALIDAD SANTINO LEWIS Los empleados se mueven de un lugar a otro como ratas de cuento de hadas. Hoy habrá una fiesta en la mansión Lewis, orquestada nada más y nada menos que por mi primo querido. Federico Lewis. Según Matteo, mi subjefe, su avión aterrizará en cuatro horas y para cualquiera podría ser un simple viaje, pero no, este tiene algo especial. No viene solo. No señor. Viene acompañado nada más y nada menos que con la futura señora Lewis. Ebba Fischer según leí en el informe que me proporcionó Matteo. Me aburrió seguir leyendo el informe. Tenía más cosas que hacer como ver quien era la mujer con la que se va a casar mi primo. Las empleadas se deslizan de la cocina al gran salón y corren decorando el lugar. Cualquiera pensaría que esta mansión le pertenece al bastardo de Federico. -cambien las copas y muevan este asqueroso arreglo de flores- Giuseppe Lewis hace su singular chasquido de dedos a mi personal. Mi tío querido a veces se le olvida que solo es un arrimado en mi mansión y organización. -estamos muy enérgicos esta tarde Giuseppe- espeto con una copa de vino en la mano. Se detiene de golpe y me observa fijamente, puedo ver en una fracción de segundos como cambia su expresión. Que no se note su odio hacia mí. -Santino, figlio mio estoy emocionado porque al fin un Lewis sentará cabeza. Y tú sabes lo que eso significa- sonrío y me levanto del gran sillón. Levanta su barbilla victorioso. -Guiseppe, ni con un harén de esposas lograras ponerle tus sucias garras a mi organización. Ya deja ese pensamiento absurdo- su mandíbula se presiona, pero como el perro cobarde que es vuelve a mostrar una amplia sonrisa. -tenemos tradiciones- empieza nuevamente. -tradiciones que murieron con mi padre si mal no recuerdo. Era uno de los ancianos de la mafia- dejo la copa a un lado y me acerco más. Llevo una mano a su hombro y me acerco a su oído. -O aun te consideras un anciano de la mafia. Solo dilo y veremos el desenlace- me alejo dejándolo organizar su asquerosa fiesta. En un par de días los echaré como los perros que son. Y a su hijo y futura nuera. Abro mi despacho y me recuesto en mi asiento. Llevar una organización puede ser un dolor en el culo, pero tiene sus recompensas. Cierro los ojos y a mi mente llega un solo recuerdo. Estoy sangrando… Señor es normal sentir dolor y a la vez una extraña satisfacción… Eres el primer hombre que me ve desnuda.. Eres mi primer beso… Señor, eso da cosquillas… Señor, acaso se burla de mi… Señor…. -señor- me levanto sobresaltado y lo ultima que procesa mi cabeza son esos malditos ojos grises. Miro a mi alrededor descubriendo que estoy a oscuras. Otra vez ese sueño. -señor lamento interrumpir su descanso pero el señor Federico acaba de llegar. Se solicita su presencia en el gran salón- Mi frente está bañada en sudor por el maldito recuerdo. -que comiencen con todo. Tomaré una ducha- la mujer asiente y se retira. Me pongo de pie subiendo por las escaleras laterales. Me desvisto y baño mi cuerpo con lo más helado que puede soportar mi cuerpo. Hera.. El apodo que le puse a la mujer con la que pasé aquella noche. Fue una noche digna de recordar. La forma en que veneré su cuerpo y la hice mía una y otra vez. Corrompí su cuerpo con mi oscuridad y cómo lo disfrute. Pero todo inicio tiene su final. Fue una buena noche y obtuve lo que tanto quería. Al amanecer había desaparecido de mi cama y con una nota con palabras que envenenaron mi alma. “Paga por mi trabajo” Tan simple como eso. No malgasté ni un solo centavo en algo que ambos disfrutamos. Es lo que me sigo diciendo al día de hoy. Peino mi cabellera rubia clara, ajusto mi traje oscuro y miro mi reflejo en el espejo. Hay asuntos más importantes que atender que recordar a una simple mujer de bar. Con cuantos se habrá acostado después de mi. Bajo la escalera principal y detallo de primera mano a los invitados. Amigos cercanos de Federico claro está. -señor Lewis- un par de hombres hacen una reverencia. Sigo mi camino para encontrarme con Matteo Tosi, mi subjefe y buen amigo. Con el ceño fruncida mira en otra dirección. -estoy a esto de llevarme a la mujer de Balderrama pero luego miro a la de Roy y me detengo- palmeo su hombro sonriendo. Hay cosas que nunca cambian. -¿por qué no te puedes fijar en las solteras?- frunce el ceño. -le quita lo divertido al juego. Imagina llevarte a la cama a la esposa de alguien más. Saber de primera mano que quitaste algo importante a otro- levanta su copa de champán mirando a la mujer de Balderrama. -tu polla puede hacerme perder algunos negocios con magnates importantes- tuerce los ojos. -mi vga te ayudó a completar el negocio con el dueño de la joyería más importante de Chicago. ¿Acaso se te olvida como trabajé en esa mujer para que convenciera a su marido?- maldito loco. Pero es verdad. Matteo ha hecho más en este negocio que mi propia familia. -por cierto jefecito, es de mi grato placer decirte que tu futura primita cuñada es un maldito manjar de dioses- silva alegremente. Se lleva los dedos a los labios. -Un dio in ogni senso della parola- tomo una copa y la bebo de golpe. -¿Ah, si?- asiente. -Federico podrá ser un hijo de perra pero las sabe escoger y creeme que te digo que esta vez escogió bien- para que Matteo diga que es así de grandiosa es por que lo es, pero no me interesa con quien se case Federico. Estaba feliz cuando decidió hacer su viaje hace un año atrás y tenerlo nuevamente es un dolor de huevos. Se escucha un sutil golpe en una copa. -señores- reconozco la voz. Empiezo avanzar lentamente hacia la pareja. -es de mi agrado presentarles a mi bella prometida- Las personas se van haciendo a un lado mientras avanzo. -como saben. Sentar cabeza en esta familia es un digno acontecimiento y que mejor que a lado de esta preciosa mujer. Mi regina- -Ebba Fischer, mi preciosa regina- me detengo en el medio al ver en primera persona a la pareja. Vestida con un gran vestido en color rosa pálido y una coleta decorada con un gran lazo. Su piel es de un precioso color pálido y está tan poco maquillada que parece un ser surreal. Ambas miradas caen en mí, pero yo solo la miro a ella. La respiración se me acelera y entre mas me acerco mas en mi temor a que desaparezca. Porque es un fantasma ¿verdad? No puede ser ella. Esto no puede ser una obra del jodido destino. Si fuera palpable lo mandaría al puto infierno. Su mirada se cruza con la mía y no puedo distinguir su expresión. -primo- se acerca Federico dándome dos besos en la mejilla. Su mujer camina a su lado y lo toma de la mano llenando mi cuerpo de rabia. Extiende su mano hacia mí con una sonrisa en el rostro. -Es un gusto conocerlo Señor Lewis. Ebba, Ebba Fischer- Hera…

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