Ya Soledad se encontraba en el apartamento, había salido de la ducha, pero no se colocaba el vestido, que eligió para la cena, se hallaba sentada al borde de la cama, envuelta en un albornoz, acariciando ese fino retal de seda, que consideraba era demasiado para ella, pero lo que le daba vueltas en la cabeza, era el incidente de la mañana en la tienda. —Si alguien se entera, quien se va a sentir avergonzado será Cris, no merezco ser la novia de él, es un importante médico, y yo… no soy nadie. —Apretó los labios, y algunas lágrimas rodaron por sus mejillas, tenía un sinnúmero de sentimientos encontrados, que no lograba discernir con facilidad—. Creo que es mejor terminar esta relación —susurró—, pero cómo hago con esto que siento por él, cada día es más grande, tampoco me puedo escapar, h