¡No existe otro modo!

1368 Words

Juan David miró esos largos rizos color del ébano de la noche, se reflejó en unos profundos ojos negr0s, separó los labios, sorprendido. —¿Eres mujer? —preguntó, y soltó un gruñido. —Sí, pero me sé defender de los pirobos como tú —expresó, y antes de levantarse agarró cierta parte sensible del cuerpo de Juan David, lo apretó. —¡Auh! ¡Me duele! ¡Suéltame! —Se quejó gruñendo de dolor. —¿Te vas a volver a meter con Soledad? Juan David, gruñía de dolor, negó con la cabeza. —La dejaré tranquila, suéltame. Ximena se mojó los labios, lo miró con atención de pies a cabeza, en su vida había estado frente a un hombre tan bien vestido, y atractivo como Juan David Duque, esos ojos azules tenían un magnetismo especial, además que resaltaban con ese tono de piel. —Muy bien, porque ya sab

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