Juan David la miró con seriedad. —Ve al baño, te traje varias cosas para que te bañes, y te pones esta ropa. —Oye —reclamó ella—, me baño a diario y en agua fría —recalcó arrugando el ceño, resopló. —De todos modos, báñate para que te pongas esa ropa, es nueva —insistió, le entregó las prendas. Ximena asomó la cabeza en el tocador, miró la lujosa cabina. —¿Y cómo funciona? —preguntó. Juan David negó con la cabeza, soltó un bufido, entró, temperó el agua. —Listo. —Salió y la esperó. **** Cris contemplaba a Soledad dormida, estaba parado junto a la cama, velando sus sueños, de pronto una voz en la cabeza le dijo. «Mátala, ese bebé no puede nacer, es un engendro del mal» Cris parecía poseído, no podía reaccionar, agarró una navaja de la mesa de noche, la sostuvo en las mano