No puedo contener mi gratitud hacia mi querido doctor Antonio. El hecho de que me haya dado la oportunidad de trabajar y quedarme en su hogar ha sido un gesto tan generoso que no puedo evitar querer abrazarlo con todas mis fuerzas. Se que no debo hacer esto porque estoy invadiendo su espacio personal, pero la verdad me siento extremadamente agradecida con él. —¡Muchas gracias de verdad doctor, me parece muy lindo de su parte que usted me de alojo y empleo aquí!—exclamo abrazándolo muy fuerte. Aunque no me devuelve el abrazo porque fue sorpresivo, pude sentir la solidez en sus brazos, parece que se ejercita. A su vez, su altura imponente parecía envolverme haciéndome sentir segura y reconfortada. Sonará algo loco pero, me alegra un poco que mi querido doctor esté soltero. Sin embargo, al