Es un día cualquiera de verano empezando la faena en la oficina, cuando llega Katherine Dawson, la asistente de presidencia quejándose del calor agresivo que hizo de camino a su trabajo.
- ¡Vaya! Si el calor cada vez es más intenso este año... ¡Por Dios Santo!
- Yo no lo siento tanto como tú, bruja-, le contradice Alice, quién es su mejor amiga.
- Tú siempre buscas contradecirme, zopenca.
Esa discusión se sostiene camino a sus respectivos puestos de trabajo habiendo abordado el elevador, siendo que cuando éste llega al piso de destino, son las primeras en arribar, aunque Alice se percata de algo:
- No bruja... No somos las primeras en llegar. Aquí hay alguien más, y su perfume me lo dice-. Acto seguido, Kathy, como todos la conocen en la oficina, da un salto de susto. - Mujer, ¿A qué te refieres?
- Su perfume es especiado, con un toque amaderado muy sutil.
- ¡Ah! Ese es mi jefe, muy zopenca.
- ¡Oh! ¿Quién creías que era, el mío?-, sostiene Alice en tono frívolo.
- No, pero ¡No me digas qué te interesa el presidente Scott Dietrich!-, refuta Kathy con cara casi horrorizada. - No te digo, aunque si así fuera, ¿Qué?-, pregunta con cara de prestarle poca importancia a la objeción de su amiga.
- Alice, ni se te ocurra ponerle la mano encima a Scott...
- ¡Oh! Y encima le llama por su nombre al jefe, - interviene Alice con una risa en tono de burla, la que tiene que bajar un poco, siendo apagada por una mano de su compañera de jornadas.
- ¡Insensata! Él y yo asistimos a la misma congregación... Por eso, y entre otras cosas te digo que no le pongas tus garras encima...
- Una aventura al año no hace daño. Al menos, ¡No me digas! ¿Nunca ha estado con una mujer?
- No lo sé, y...
Entre risas y voces sospechosas se encuentran con la vista de Scott, quién las ve extrañado de verlas tan temprano y en una conversación, ¿Secreta?
- ¡Buen día, Kathy!, ella carraspea.
- Presidente Dietrich...
Por la forma en cómo reacciona Kathy, Alice sonríe al mismo tiempo que recibe la impresión de Scott.
- ¿De qué hablaban? ¿Es algo de lo que deba enterarme?
Alice carraspea y mira disimuladamente hacia Kathy quien la mira consternada, - No es nada, señor Dietrich, es que mi amiga es muy ocurrente a veces.
El suceso de esa mañana pasó sin pena ni gloria. De hecho, todo el día así lo fue. Aunque el día siguiente a ese, Alice llegó un poco antes de su hora acostumbrada, al saber que Scott suele hacerlo también.
- ¡Buen día, señor García!
- ¡Alice! ¿Cómo estás?
- ¡Bien! ¿Y la familia?
- Siempre bien, gracias a Dios.
Mientras conversaba muy a gusto Alice con el portero de la empresa, Miguel García, llegó Scott, lo cual no fue algo que pasó desapercibido para ella pero mantuvo su charla con el empleado, que inmediato pide permiso a la joven para hacerlo pasar.
- ¡Buen día, Miguel!
- ¡Presidente Dietrich!-, se saludan dándose unas palmadas entre ambos, cosa que sorprendió mucho a Alice, no sin antes depositar una mirada sutilmente coqueta a Scott, la que él sostuvo con el ángulo exterior de su mirada, sintiéndola, pero por primera vez se sintió impelido por la curiosidad.
Ya en las oficinas estaban inmersas en un ambiente cargado del estrés y el correteo de las urgencias diarias, en lo que George hace pasar a Alice a su despacho para escuchar de una idea que más temprano ella le dijo que le quería compartir.
- Alice, recuerda que debemos concertar una rueda de prensa con la prensa internacional sobre nuestra nueva campaña.
- ¡Sí, señor!
- Y dime, ¿Sobre qué idea querías hablarme?
- Sí... Eh... ¿Por qué el señor Dietrich se lleva tan bien con los empleados de fuera de las oficinas?
Esa pregunta le parece extraña a George porque no entiende a qué se refiere su asistente.
- ¿A qué se debe esa pregunta, Alice?-, le pregunta George dejando de hacer lo que estaba haciendo para prestarle toda su atención.
- Es que veo que tiene mucha familiaridad con ellos.
- Es que él fue por algunos años uno de los ingenieros químicos que trabajó en planta.
- O sea que empezó desde abajo como cualquier otro empleado...-, es interrumpida por George que la mira con ojos muy inquisidores, - ¿Eso qué tiene que ver con tu idea, Alice...?
- ¡Ah! Es que estaba pensando en hacer una fiesta de intercambio entre todos los empleados con los directivos del Emporio, no una formal, sino más bien una al aire libre, por ejemplo...
- Bien, me parece una buena idea, sólo concreta la idea para ponerla en marcha-, interrumpe con suspiro y continúa, - Creí que estabas preguntando a modo de socavar información... Fue la impresión que me dio.
- No señor, no fue con esa intención...-, deja ella a su jefe no sin antes ser despedida por éste con una mirada acusadora, esperando un tiempo prudente para luego ir a la oficina de Scott.
- Señor, aquí está el señor Filmore.
- Déjalo pasar, Kathy, gracias.
Y ya George dentro de dicho despacho: - ¡Delincuente!
- Contigo no se puede-, dice Scott con aparente fastidio, lo que causa una risa burlesca de su amigo.
- Lo siento, es que me gusta sacarte de quicio, además se vería muy sospechoso que te alborotara el cabello en plena oficina.
- ¡George!
- Realmente vengo para hablarte de la próxima rueda de prensa acerca de nuestras nuevas marcas, y sobre todo para pautarte las reuniones de las próximas campañas.
- Para eso debes hablar con Stella también.
- No quiero-, dice en un tono infantil, lo que hace que Scott deje lo que estaba haciendo para lanzarle una mirada reprobatoria a su relacionista público, lo que finalmente hace que éste torne su rostro y su tono de voz más serio.
- No pongas tus ojos en ella.
- ¿De qué hablas, hombre?-, pregunta Scott en tono enajenado y con rostro distraído.
- No creas que no me doy cuenta que Alice Jefferson ha llamado tu atención.
- Necesitas lentes, George.
- Entonces, ¿Por qué desviaste la mirada cuando mencioné su nombre? Y no me digas mentiras que no sabes hacerlo.
- ¿Acaso te interesa?-, pregunta Scott en un tono de voz seco.
- Eres nuevo en el terreno del amor, y ella tiene muchas millas recorridas, mejor evítala... Me voy, no quiero ver tu cara más al menos que sea importante.
George deja sin más a Scott mientras este queda boqueando sin saber cómo contradecir a su amigo. Él lo conocía y sabía que había visto más allá, y eso lo dejó turbado.
Ya a la hora de cierre de labores, Kathy espera a Alice como de costumbre para ir por un momento de ocio antes de dirigirse cada quien por su lado, pero esta vez la pequeña se dirige a su alta, delgada y pelo corto de dos tonos que tiene a su lado por notarla distraída.
- ¿Qué pasa, Kathy?-, pregunta Alice sacando a su amiga de su ensimismamiento, - ¿A mí? Pensando en que ya George te pilló.