Ganando una partida

2121 Words
Edén . Acepto jugar con él, aunque tiene toda la pinta de ser un tramposo. —¿Edén que haces aquí? — pregunta Harvey —Idiota y todavía lo preguntas ¿Cuánto dinero es que debes? — lo fulminó con la mirada mientras tomo el respaldo de una de las sillas para tomar asiento —¿Qué haces? — cuestiona al ver que me acomodo en ella —Salvar tu estúpido trasero, si le ganó a Greco perdonará tu deuda— le respondo —Y que hay si pierdes— no respondo y solo volteo a mirar a Greco quien está ahí de pie con esa maldita sonrisa. —Comencemos— Exclama y toma asiento En la mesa nos encontramos Harvey, un tipo gordo al que no conozco, Greco y yo. Mike, el tipo que organiza comienza a repartir las 5 cartas, cada uno hace su respectiva revisión y entrega las cartas que cree convenientes, estoy muriendo de nervios, pero mantengo mi cara de póker no dejando ver mis emociones, comienzan a hacer sus apuestas y empieza la segunda ronda, maldición, tengo un mal presentimiento, una vez que se realiza la segunda ronda y hacemos el intercambio de cartas, el tipo gordo eleva la apuesta. —La apuesta mayor es de 15 mil ya no habrá más entradas— Inquiere Mike el tipo gordo baja 4 cartas informando que esa es su apuesta, Harvey pasa y Greco y yo entramos, subiendo la apuesta a 30,000. baja sus cartas, miro las mías, así que pago su apuesta. Mike ordena abrir las cartas, Harvey tiene una flor con un Az, Rey y Rena, el tipo gordo tiene un full de ochos y Aces, reveló mis cartas teniendo un full mayor de Aces y seises. Tardamos unos segundos esperando impaciente mente a Greco, quien al fin muestra sus cartas, revelando una flor corrida de 4 a 8 ganando la partida. Suspiro hondo al verme derrotada, cierro los ojos y una brisa helada se apodera de mi piel, Greco me observa como si no hubiese nadie más en la mesa. —¿Y ahora qué? — cuestiona Harvey —De cualquier forma, tu deuda está saldada— dice Greco sin quitarme los ojos de encima. Te veo mañana Edén, aquí a las 7 se puntual. Sin decir nada más se levanta de la mesa, acomoda su traje de tres piezas y se marcha. Yo hago lo mismo, tomo fuerza para ponerme de pie, volteo a ver a Drake quien se ha acercado. —Escuchaste, su deuda está saldada— Farfullo y salgo de prisa del lugar. Comienzo a caminar por la acera y Harvey camina detrás de mí, está preocupado. Me llama, pero lo ignoro y no me detengo —Edén, espera— me toma del hombro y volteo a verlo furiosa —Que, que quieres, ya está saldada tu puta deuda, déjame en paz. — gruño molesta —Como es que lo hiciste— cuestiona preocupado —ya eran 30mil como hiciste para perder y aun así pagar la apuesta— cuestiona otra vez —No me digas que ese tipo te pidió otra cosa a cambio— Inquiere molesto —No pongas esa cara, que no te queda, en primer lugar, tu fuiste quien me metió en esto. — una lágrima logra escapar y la seco rápidamente al sentirla en mi mejilla. —Buscaré la forma de pagarle el dinero Edy, no tienes que hacerlo— Inquiere —Vete a la mierda Harvey, eso debiste contemplarlo antes de meterte por milésima vez a ese maldito lugar, así que déjame tranquila no quiero verte— grito mientras apresuró el paso y entro en el subterráneo, ya casi es la una de la mañana, me apresuró a llegar a casa... . Ya son las 10 am y no pude dormir en toda la noche, me levanto para ducharme pues no tiene ningún caso que siga en la cama, me veo en el espejo del lavamanos y tengo unas ojeras marcadas. Porque, porque esto tiene que ser así, es un desgraciado, lo tenía planeado. Suelto un resoplido, quiero aventar todo, tenía razón Sebastián, Harvey no pararía hasta que me dejara empeñada, pero no fue con Santoro sino con Greco. Suena mi celular, es Perla, seguramente estará preocupada por qué no asistí a clases, dejo que siga timbrando, no tengo ganas de hablar con ella. Vuelve a sonar, reviso la pantalla y está vez es Brady, demonios, lo olvide por completo, me ayudaría a estudiar para los exámenes, no puedo dejar sonando el teléfono porque sé que se va a preocupar y lo menos que quiero es que se presente en mi departamento. —Hola preciosa ¿Porque no asististe a clase? — cuestiona preocupado —Me quedé dormida, cuando desperté ya era tarde y la verdad no quise ir. — Me estoy volviendo una maldita mentirosa. —Lo sé, has estado muy ocupada entre la escuela y el café ¿quieres que pase por ti y almorzar juntos? no tendré clase hasta la 1— cuestiona, Harvey es un año mayor que yo, su carrera es de 4 años por lo tanto ambos estamos en último año. —Gracias, pero de verdad quiero dormir todo lo que no he podido— genial sigo mintiendo —Bien, te veré mañana entonces, pasaré por ti para ir a la universidad para evitar que te quedes dormida, te amo preciosa— dejo caer el teléfono en el sofá, detesto mentirle, detesto ocultarle cosas, pero que sé que me va a odiar, se supone que mi primera vez sería con él y no con el imbécil del casino. Aún que aún sigo recordando sus besos y la forma en que tocó mi cuerpo. «¿Qué estás diciendo Edén?» me reprendo, no debería de pensar en él, menos con esta jugada tan baja. Sigo viendo el reloj, que ahora marca las 3, quisiera detener el tiempo, o que mágicamente me apareciera dinero y así poder pagar su deuda de Harvey sin tener que acostarme con ese tipo. Pero por qué, estoy segura de que él podría tener a la mujer que quiera, por qué hacer esto. Le llamo a Perla, le pido que avise a Sebastián que no iré a trabajar, para variar invento que estoy enferma para evitar la lluvia de preguntas, cuando son las 6 de la tarde salgo de casa, pensando que al mal paso darle prisa. Una vez afuera del casino, lo pienso unos minutos antes de ingresar. Y lo veo al fondo, sentado con un vaso seguramente de whisky, asiente con la cabeza al verme para que vaya hacia él. Me acerco muy nerviosa y me coloco frente a él. —Bebe algo— ordena mientras toma mi mano y la lleva hasta sus labios, no entiendo que es lo que me pasa, es un imbécil y un completo cretino y aun así hace que se me erice la piel con un simple roce. —¿Qué quieres beber? — cuestiona viéndome directamente a los ojos —Lo que quieras— respondo en seco, en realidad no me importa, solo quiero que esto termine —Sírvele un Martini— ordena sin apartar la vista de mis orbes, me lo entregan y lo bebo de un sorbo, coloco el vaso sobre la barra, se levanta con elegancia y me toma de la mano para después llevarme por un pasillo. Entramos hasta la que imagino que es su oficina. Cierra la puerta y me pega contra el muro y se acerca a mí, siento cada fibra de mi ser estremecerse cuando coloca una mano en mi cintura mientras me mira con esos ojos que son como el mar, haciendo que me pierda en ellos, lleva su otra mano a mi nuca introduciendo sus dedos entre mis cabellos, acerca sus labios y los rosa con los míos, pero no me besa. —Me gustas y mucho— susurra en mis labios, dme quedo inmóvil, después de un jugueteo los toma, me besa ferozmente y yo correspondo como una tonta, separo un poco más mis labios para permitirle introducir su lengua, su beso es mucho más profundo que aquella vez, siento que no soy yo, cuando lo tengo cerca me convierto en otra persona y lo detesto, pero quiero que siga, no lo toco, ni siquiera muevo mis brazos por qué estoy segura de que si lo hago me prendere de él y no querré soltarlo, acaricia mi cintura con su mano y se pega más a mi cuerpo, puedo sentir el arma que lleva incrustada en el borde de sus pantalones, el nota mi sobresalto y se la retira dejándola en un librero que está a un costado, pero no fue lo único que pude sentir, pues cuando acorta aún más la distancia entre nuestros cuerpos, puedo sentir un enorme bulto en mi vientre que corresponde a su endurecida erección, pienso en que lo quiero más cerca y maldición no sé qué ocurre conmigo. Sus labios bajan para atacar mi garganta, siento su mano recorriéndome aún más, pretendiendo levantar mi vestido y es ahí que me renuevo entre sus brazos. No quiero hacer esto, un sentimiento de miedo me invade, me gusta, no negaré que este hombre me gusta y provoca un deseo que nunca nadie había despertado en mí, pero no quiero, no quiero hacer esto, no así, me separo y bajo la mirada, sé que negarme no será de su agrado y probablemente enfurezca, pero que pensaba. ¿Tomarme sin más aquí en su oficina? No puedo tolerarlo ¿Tan poca cosa cree que soy para hacerlo de esta manera? es un idiota. —Te gusta besarme y que te acaricie, pero aun así no quieres follar conmigo— espeta ¿asombrado? su gesto no es de molestia —No pensaba hacerlo aquí, si es lo que estabas pensando— se acomoda su traje y camina hasta la silla detrás de su enorme escritorio, estoy nerviosa, no respondo nada, solo me quedo ahí de pie sin moverme —Te traje aquí para hablar— Inquiere y yo lo veo extrañada ¿hablar? cuestiono en mi mente —Te dije que me gusta lo difícil y por más desgraciado que sea, no te tomaré si no es lo que deseas. — expone con una sonrisa, él siempre sonríe de esa forma, seguro de sí, con soberbia como si supiera que todo se hará de la forma que él quiere y sí, tal vez sea así. —Estoy seguro de que lo haré, en algún momento te tendré gimiendo con vehemencia debajo de mí cuerpo y lo harás encantada— Farfulla haciéndome enfadar por su cinismo —Esperaré a qué eso pase, si me lo propongo puedo ser muy paciente— espeta con escarnio —Si no tendrás sexo conmigo que es lo que quieres— cuestiono confundida, acomodando mi cabello que está alborotado. —Te he observado, sé que eres demasiado lista, quiero que trabajes para mí, aquí en el casino— espeta y yo me quedo helada —Necesito quien ayude a Drake a supervisar las mesas y tú llamas mucho la atención. Eso es bueno, sé que eso atraerá más clientes— declara y yo sigo sin poder decir nada —No es una pregunta, tú te encargaras de pagar la deuda de tu hermano, deuda que no estoy perdonando, pero te estoy dando la oportunidad de que la pagues, te pagaré muy bien, en poco tiempo podrás darme mi dinero, es un ganar ganar— Sisea mientras se pone de pie nuevamente —¿Por qué? — cuestiono sin saber si creerle —Si lo que querías era llevarme a la cama, por qué no simplemente lo haces y acabas con esto— exclamo incrédula, no confío en su palabra —Porque hay muchas mujeres con quiénes puedo follar, pero no todas conocen como funciona un casino, claro que aún quiero follarte, pero ahora prefiero contratarte, lo otro sucederá en algún momento— dice lo último mientras se acerca a mí y toma uno de mis cabellos y lo olfatea, no sé qué pensar, pero sé que no puedo desaprovechar la oportunidad. —¿Cuándo empiezo? — cuestiono arqueando una ceja recomponiendo ese gesto que tanto se parece al suyo sin dejarme amedrentar por su cercanía. —Mañana mismo, será un placer tenerte Edén— Alargo la distancia entre nosotros, pero no, no me encojo, se cuál es su juego y no voy a dejar que crea que le tengo miedo, aunque así sea. —Hasta mañana Greco— digo con la cara en alto y me doy la vuelta para incorporarme al pasillo que me lleva hasta la salida, esto no será sencillo.
Free reading for new users
Scan code to download app
Facebookexpand_more
  • author-avatar
    Writer
  • chap_listContents
  • likeADD