El diablo

2112 Words
Lanzo un zapato mientras doy pequeños saltos para retirarme el otro, recién llego de la universidad y necesito alistarme para mí trabajo en el café de Hendricks, lanzo también mi celular en la cama y me dispongo a quitarme la falda y la blusa, me desvisto de camino al baño dejando la ropa regada por toda la habitación, tuve que quedarme a estudiar en la biblioteca y ya se me hace tarde. Mi departamento no es muy grande pero está en una buena zona, mi madre nos abandonó cuando yo era muy pequeña, la verdad es que no tengo recuerdos de ella, mi padre nos crio solo, jamás volvió a vivir con alguien, cómo pudo nos sacó adelante pues siempre fue un apostador y un alcohólico, falleció hace 5 años, Harvey ya era mayor de edad por lo cual él se hizo cargo de mi hasta que cumplí la mayoría de edad, después decidió que vendería la casa que era de mis padres y dividir entre los dos el dinero, eso me permitió comprar este departamento y Harvey, bueno, el decidió rentar junto con unos amigos y gastar su parte del dinero. Trabajar como cajera en el café de Hendricks, no es el mejor de los trabajos, pero mi turno es en la tarde lo que me permite estudiar en el día, pagar mis cuentas y la universidad, estoy en el último año de administración de empresas, tengo 22 años debí graduarme hace un año, pero tenía que juntar dinero primero así que esperé un año para entrar a estudiar. Termino de ducharme y me coloco unos jeans ajustados y una blusa con tirantes delgados, asegurándome de resaltar mis atributos, que son bastantes, siempre he sido consciente de que soy muy bella y tengo una linda figura, y por supuesto lo utilizo a mi conveniencia pues me ayuda a conseguir buenas propinas, lo sé, tal vez no debería de hacerlo, pero de algún lado debo de obtener dinero mientras me graduó, agradezco no tener que pagar alquiler. Después de vestirme y confirmar lo bien que me veo frente al espejo, salgo de casa de prisa, para tomar el subterráneo y llegar a mi trabajo, llegó casi corriendo cuando lo veo ahí. El chico más guapo de toda la universidad y el líder del equipo de fútbol americano, Brady —Te estuve esperando preciosa— dice mientras me abraza por la cintura y toma mis labios, baja su mano hasta mi cadera, la baja un poco más y entonces lo detengo. —Hasta ahí llegó esa mano bombón, mi jefe podría vernos— le digo depositando un beso en sus labios —Cuanto más tendré que esperar preciosa, de verdad no aguanto— susurra en mis labios depositando un nuevo beso, introduce su lengua en mi boca y entonces escucho un carraspeo. —Si ya terminaron con su escena XXX debo entregarte mi turno, necesito ir a casa— expresa Perla, quien es mi compañera de trabajo y mi mejor amiga —Sera pronto, te lo prometo— susurro a Brady y le doy un último beso —Espero con ansias— dice guiñándome un ojo y depositando una pequeña mochila en mis manos —¿Qué es? — cuestiono extrañada —Tu almuerzo, estoy seguro de que no has comido nada— se da la vuelta y sale de la cafetería —¿Y bien, ya tuvieron sexo? — cuestiona Perla una vez que se asegura de que Brady subió a su auto —Aun no, pero estoy segura de que será pronto— respondo mordiendo mi labio inferior —Pues a él le urge desflorarte y está hecho un bombón— Espeta en tono pícaro —Lo sé, de verdad me fascina y lo amo, solo que no se ha dado el momento, entre la universidad y la cafetería, no me queda tiempo— respondo haciendo una mueca. —Si le pidieras algo de dinero a Brady estoy segura de que te lo daría, tiene mucho dinero y algún día te casarás con él, debería comenzar a hacerse cargo de ti desde ahora— dice en modo frívola y yo suelto una risa —Eso será hasta que nos casemos y a últimas el dinero no es de él, es su padre el que es dueño de ese hotel no Brady y no voy a pedirle dinero, no podría— espeto — Bueno solo era una sugerencia— se encoje de hombros y se marcha. Estoy por terminar mi turno en el café cuando recibo una llamada de Col, el mejor amigo de Harvey me informa que otra vez ha estado metido todo el día en aquel casino de nombre "Inferno" cierro los ojos molesta, últimamente se la pasa metido ahí derrochando su dinero. «solo quise avisarte para ver si puedes sacarlo de ahí antes de que rebase el límite de crédito y se meta en problemas» es lo último que dice y cuelga. —Por favor, de verdad es urgente y tengo que irme— pido a Sebastián dueño del café, es unos años mayor que yo y me llevo bien con el —Otra vez tu hermano, si tuviera alguna consideración no te metería en problemas— dice el hombre, yo sé que tiene razón, pero detesto oírlo a cada momento —Te dejo ir solo porque la mayoría de los clientes vienen aquí solo para poder verte. Anda ve, no vaya a ser que un día de estos te deje a ti empeñada— me dice moviendo la cabeza —Gracias Sebas, le doy una sonrisa y corro para llegar al lugar. —Este lugar siempre me ha causado una sensación extraña, es grande, aquí no solo vienen a apostar, también hay gente que simplemente bebé y baila y por qué no, ve a esas mujeres en diminutos atuendos bailando. Volteo hacia un par de mesas buscando a mi hermano, pero no logro verlo, un rato después veo que está sentado con algunos hombres de edad avanzada. —Harvey— digo mientras me coloco aún lado de él, está jugando un draw póker y obviamente va perdiendo. Estoy a punto de reclamarle cuando siento una mirada penetrante sobre mí, volteo hacia un ventanal que se encuentra a una distancia no tan lejana de nosotros en el piso de arriba y lo veo, un hombre que pasa de los 30 años con un puro en la mano, me está observando, por su aspecto supongo que es el dueño del lugar, tal como si sus ojos me hipnotizaran soy incapaz de desviar mi mirada de la suya, aunque tampoco está tan cerca puedo ver qué el hombre es muy guapo, tiene un porte elegante, desde su posición me detalla con la mirada descaradamente pero por alguna razón eso no me molesta. —¿Qué haces aquí Edén? — Cuestiona Harvey molesto, sacándome de mi ensoñación. —¿Y tú qué crees que hago? vine a sacarte antes de te quedes sin un quinto— gruño molesta. —Haz caso a la señorita, retírate digno antes de que te quitemos hasta los calzones— espeta uno de los hombres a su lado. —De acuerdo ya, salgamos de aquí— se levanta molesto, pero accede a ir conmigo. Volteo hacia el ventanal en dónde estaba aquel hombre, pero ya se ha ido. —Es el colmo Harvey, no puedo creer que te la pases metido en ese lugar apostando, eres como...— —Anda dilo, soy como papá— Farfulla antes de que termine la frase —Pues lo eres y yo tengo muchas ocupaciones como para encima estar preocupada de que no te metas en problemas— digo aguantando las ganas de llorar. —Lo siento, no fue mi intención preocuparte, te juro que no pensaba apostar más de lo que llevaba, además el diablo no lo permite— explica con cara de derrota —¿El diablo? — cuestiono —Si, es el dueño del lugar, no da más crédito del que puedas pagar, así que tranquila— Deposita un beso en mi frente y se marcha dejándome en el departamento —El diablo— exclamó para mí misma en mi departamento, vaya nombrecito, aunque si se refiere al tipo que vi en el ventanal, el apodo le queda perfecto, justamente tiene una mirada endemoniada, aunque debo reconocer que de verdad es guapo. .. Ayer tuve un día muy pesado, pensar en que nuevo lío se va a meter Harvey es algo que me agota demasiado, hoy es mi día libre en el café, así que después de la universidad le digo a Brady que vayamos a beber algo, hay un club privado cerca del campus, es caro, pero me gusta el sitio, al ser privado no cualquiera puede entrar, a mí me lo permiten por qué me hice amiga del cadenero y a Brady bueno, su papá tiene dinero y puede entrar donde le plazca. comenzamos a bailar, cuando Brady recibe una llamada de su padre, el señor Sanders no es muy paciente y detesta que lo dejen esperando, así que Brady se sale del lugar para que no se escuche el ruido de la música, que, aunque no es muy alto, no quiere que su padre lo escuché. Camino hacia la barra, para no quedar como tonta Enmedio de la pista de baile, me recargo y saco mi celular para hacer tiempo mientras Brady regresa, que imagino será bastante pues su padre siempre alarga sus conversaciones telefónicas. —¿Puedo invitarte un trago? — cuestiona una voz detrás de mí que hace que se me erice la piel. —Estoy bien gracias— respondo sin voltearme —Pero yo no acepto un no por respuesta— me giro hacia el tipo para gritarle algunas cosas cuando lo veo, es el sujeto del casino, el diablo. —Pues creo que está usted muy mal acostumbrado— respondo ocultando mi nerviosismo —Un wiskhy— ordena en la barra —Y para la señorita...— —Tequila— digo antes de que ordene por mí. Teniéndolo cerca, veo que sus ojos son de un azul claro, tiene una sutil barba de candado, tiene una cicatriz del lado izquierdo de la cara, que no es muy grande, pero si notoria, parece una quemada, lleva un traje de tres piezas color n***o, todo el manifiesta poder y dinero, que al caso es lo mismo. Al igual que en el ventanal, me mira con esos ojos profundos, tengo un sentimiento que describiría cómo miedo, pero mi lado vanidoso quiere que me siga observando de esta forma, es como si me desnudara con la mirada. Me preguntó si me reconocerá del casino. —¿Edén, cierto? — dice mi nombre y de pronto siento un escalofrío recorrer mi cuerpo —Tu nombre es muy bello, aunque no más hermoso que tú— me detalla con una mirada lasciva y eleva su mano yendo desde mi mano y subiendo hasta mi antebrazo, me rosa sutilmente con sus dedos. —Como sabe mi nombre— cuestiono entre sorprendida y asustada pero no me alejo de su toque —Porque yo me informo sobre todo lo que me interesa— espeta seguro y con ese aire arrogante —¿Y de qué forma podría interesarle yo? — cuestiono arqueando una ceja —De forma s****l claro— Inquiere con un tono prepotente que me hace enfadar —Pues no estoy interesada gracias— digo tratando de ocultar mi sonrojó, me siento alagada y al mismo tiempo enfadada por su descaro —Y a mí no me gusta rogar, así que se lo dejaremos al tiempo, estoy seguro de que se presentará la ocasión, te estaré esperando Edén— suelta con una sonrisa maquiavélica muy cerca de mi rostro, puedo sentir su aroma que para mí sorpresa me resulta muy agradable, es el aroma de su colonia claramente costosa combinada un poco con el humo del puro que lleva en la mano, bebe su wiskhy, deposita unos billetes en la barra y se marcha. Por alguna razón sus palabras me inquietan y no es lo que haya dicho, sino el cómo lo dijo, como si estuviera seguro de que me tendrá en su cama. Tomo el shot de tequila y lo bebo de golpe. —Perdón preciosa, sabes cómo es mi papá, vaya, estabas bebiendo en mi ausencia— Inquiere al ver el pequeño vaso delante de mí. —Lo siento he estado estresada por la escuela y todo lo demás, lo necesitaba— no puedo decirle que mi actitud se debe a un extraño que me dijo a la cara que algún día tendrá sexo conmigo.
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