Ya después de hablar un rato más con Daniel vuelvo a mi oficina con el café de mi jefe y además feliz... El día está espectacular. Tocó a la puerta antes de entrar a la oficina de Eduardo y escucho por su parte un adelante y me dispongo a entrar con una enorme sonrisa. Observo a mi jefe que está acompañado de esa tal Mejía y para mi mala suerte es su asistente. No sé qué tiene pero me cae tan mal y sé que no debería ser así porque apenas la conozco pero a simple vista no es como que de mi agrado. —Rodríguez. Llega tarde—responde mi jefe desde que entré a su oficina. Pero será loco. Evitó poner los ojos en blanco y sólo respiro profundo. No diré nada al respecto. —¿No cree que me deba una explicación?—pregunta con un índice de burla en su tono de voz. Y se está salvando porque Marlen