Han pasado tres semanas y las cosas están súper bien con Eduardo, también en la empresa y con mis amistades ni se diga. Fue tan cómico cuando se enteraron de que mi jefe y yo lo estamos intentando que todas corrieron hacia mí para abrazarme y felicitarme, y todo delante de Eduardo que nos miraba como loco de qué pasaba aquí. Ese día será muy difícil de olvidar. —Amiga tienes que ir por Dios...—dice Loren ya desesperaba y enojada. Lo que pasa es que Eduardo me invitó a una gala donde siempre la empresa hace con sus socios y personas de la industria y yo de tonta le dije que lo iba a pensar, y la verdad se puso con poco molesto que hasta me ignoro. ¡Pero es que nadie me entiende! Todos me dicen si, si, ve, no importa ¿Por qué piensas tanto? Pero es que ajá, es algo que todavía no he podi
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