Camille
—¿Por qué siento que estás un poco tensa, Cami? —pregunta papá sin despegar su mirada de su teléfono.
Nos encontrábamos sentados frente a la chimenea, pues la temperatura había descendido considerablemente, al punto que, solo provocaba ganas de ponerse ropa abrigada y tirarse a la cama a leer un buen libro, pero, ¡no! A Camille Stewart se le había ocurrido hacer planes con Ashley y Dave, para ir a ver el juego.
—No estoy tensa, papá —miento mientras me remuevo con incomodidad en mi cómodo sofá.
—No me mientas —sus ojos marrones se despegan de la pantalla de su móvil, para dirigirme una mirada cargada de preocupación—, estás muy callada y siento que te remueves a cada pocos segundos.
Sonrío manteniendo los labios apretados, a la vez de que acomodo el gorro sobre en mi cabeza,
