Casi una semana después del altercado con Sofía, ocurrió algo poco frecuente: me quedé sola en casa. Casi siempre había al menos dos miembros de mi familia rondando por el lugar. A mi padre se lo veía con poca frecuencia, ya que su trabajo administrativo en el campo le demandaba muchas horas semanales, pero mi madre se las ingeniaba para estar cerca cuando uno menos lo quería; sin embargo esta vez tuvo que salir de improviso para mostrar una propiedad a un cliente potencial, no sin antes quejarse de que la hicieran trabajar un sábado. Mi hermanita tenía clases de inglés, en su instituto y frecuentemente le tocaba cursar durante los sábados. Nunca supe muy bien cómo aprovechar los días en los que tenía la casa toda para mí, por lo general solía quedarme en la sala mirando televisión, disfr