Ana Lago Conduje al ministerio público lo más rápido que pude, en cuánto llegué vi a Roberto, discutiendo con un hombre, me quedé observando, pero no pude entender el hilo a la conversación. Esperé a que terminaran para acercarme a Roberto y preguntarle si tenía noticias sobre el caso de Arturo. Cuando la conversación finalizó, Roberto me vio a la distancia, caminó hacía mí con rostro serio. —Dime que Arturo podrá regresar a casa con nosotros — le dije con voz desesperada y jalándolo del brazo. Él se llevo una mano a su rostro mostrando pesadez. Su expresión me puso nerviosa y mis manos comenzaron a temblar. —El caso de Arturo es delicado —dijo mientras exhalaba pasándose la mano por el cuello —el problema es que la demanda no es directamente en su contra si no por la constructora, é