Ana Lago
Llegué al ministerio público, Roberto no estaba, pedí información al hombre que recordaba discutía con mi cuñado aquel día. Me dijo que me sentará a esperar hasta que me avisará que podía pasar a ver a Arturo. Me senté en una de las sillas de la sala de espera, estaba ansiosa por ver a mi Arturo, lo extrañaba mucho, sus abrazos, los últimos días habían sido increíbles a su lado, lo amaba ahora más que nunca y me dolía ver que las cosas en su trabajo no estuvieran bien. Recordaba lo que me dijo Carlos, pero tenía fe en que todo tendría una explicación razonable, Arturo no era una persona cruel como Carlos intentó hacérmelo ver, él era un hombre bueno era una de las cosas que me había enamorado de él.
Estuve esperando casi por veinte minutos hasta que aquel oficial de la policía m
