Un dolor agudo se instala en mi cuerpo, mi cuerpo arde como el infierno y no sé dónde se encuentra exactamente la bala y no es como si me interesara saberlo, todavía respiro y eso es lo importante, más cuando se que actúe por instinto y nada más, yo nunca hago estas cosas, pero negaba a perderlos y ella solo actuó, procedió sin mirar las consecuencias. Ann no pensó en nada y eso nos llevó a esto, a que uno de los paramédicos me esté dando un calmante para poder relajar mi cuerpo y que ella no pare de llorar camino al hospital, me toma mi mano, mientras solloza. - Por favor amor, cálmate, le hace mal al bebé – murmuro a duras penas - ¿Por qué no me dijiste que estaba acá? - su voz es un susurró - ¿De qué hablas? - No me mientas, has actuado raro las últimas dos semanas, no
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