Conduzco por las calles directo a la agencia, ella huyo de mí, tomo sus cosas y salió casi corriendo como si de una peste me tratase.
No podía evitar plantearme algunas cosas, primero el hecho de que escapara ¿Tan mal la había pasado para huir de mí de esa forma? Y de no ser ese el caso, tal vez ella no sintió la misma atracción que yo sentí por ella, aunque la forma en que su espalda se arqueaba o su piel se erizaba decía todo lo contrario.
Sus ojos volvieron a mi mente, esos ojos grises que me atraparon a la noche, son los mismos que terminaron con mi cordura hoy en la mañana, era como ver el cielo a través de sus ojos, o quizás el océano de algún lugar paradisiaco, ese turquesa de sus ojos me dejo sin habla por un momento, porque además de ver su alegría, también observe su tormento.
