Capítulo 08. La boda.

1100 Words
Una semana más tarde papá llegó a mi casa como siempre sin invitación alguna, lo supe porque Lucrecia me lo informó, entró con unas personas que nunca había escucha, bajé de mi habitación lo más rápido que pude y hasta me tropecé con unos de ellos ¿es que acaso ellos no saben que soy ciega? Me están golpeando cada vez que me cruzan por el lado —Señor Pompeyo ¿Se puede saber lo que está pasando? ¿Qué planeas ahora? —   —Jajajaja… ahora soy señor Pompeyo, ¿Ya no soy papá? —   —Eres increíble, pregunté qué diablos pasa en mi casa y porque hay personas desconocidas—   —Para ser ciega eres muy atenta, déjame y te explico hijita mía, tu boda, nuestra boda se realizará aquí en tú casa, y hoy decidí traer los arreglos florales, las mesas, y las demás cosas que se puedan acomodar, quiero que todo salga perfecto —   —Haz lo que quieras no me importa, ya no me interesa lo que hagas con mi miserable vida, si con esto me dejaras en paz lo acepto— Dejé a papá con su circo mediático en la terraza y subí a mi habitación, no me importa ni cinco lo que haga en la casa yo solo quiero salir de todo esto cuanto antes, me recosté y cuando me estaba a punto de dormir alguien llamo a la puerta de la habitación   Toc, toc…   —Adelante —   —Señorita somos los que nos encargaremos de su estilismo el día de hoy, la ayudaremos a ponerse el vestido, ya su padre nos comentó la condición que padece y lo sentimos mucho —   —Espera, espera… ¿cómo qué hoy? —   —Si señorita, la vestiremos para su boda, es extraño que no sepa que se casa en tres horas —   —¿De qué diablos están hablando? Papá, papá, papá…. —   —¿Qué pasa hija mía —   —Me quieres explicar lo que acabo de escuchar de estas personas —   —Si no me dices lo que te contaron no sabré—   —¿Es enserio que la boda es hoy? ¿Por qué no me habías dicho nada? ¿Qué diablos está pasando? —   —¿Quién te entiende ah? Hace unos días me dijiste que no querías saber nada de la dichosa boda, me exigiste que me encargara de todo y eso fue lo que hice, obedecí tus órdenes, así que en dos horas vendré por ti para que conozcas a tu futuro esposo en el altar—   —Ya lárgate de mi habitación papá, no te quiero seguir escuchando, no sabes el sentimiento que estás causando en mi, vete ahora, y ustedes los supuestos estilistas salgan de mi habitación ahora —   —Pero señorita Gema —   —Dije ahora maldita sea— Me puse a llorar sin control, ahora que la verdad estaba tan cerca era difícil de aceptar pero no tengo otro camino más que ese, mientras lloraba mi celular empezó a timbrar y como no puedo ver quién llama mi celular tiene unas aplicaciones instaladas que me ayudan con eso y más, cuando me llaman el teléfono canta los números de quien llama, cuando escuché el número bien me di cuenta que quien llamaba era Rumina, no le quiero contestar, pero si no lo hago es capaz de tomar un vuelo y venir a ver qué me pasa y realmente no quiero dañar su gira, pero si le tomo la llamada y le digo que me voy a casar con un desconocido en unas horas también es capaz de tomar un vuelo y salir corriendo hacia acá, la verdad es que estoy entre la espada y la pared, no se que hacer, lo mejor es que tome la llamada —Hola hermana ¿cómo estás? —   —Yo muy bien ¿y tú? —   —Perfectamente bien —   —¿Estas bien? Porque te noto algo extraña ¿estabas llorando? —   —No, no, no estoy llorando, es que tengo un poco de gripa, es un virus que anda de gripa y muy fuerte —   —Está bien, debes tomar mucho té para que te mejores, no quiero que mi hermanita chiquita se me enferme más de lo debido, debo irme no tengo más tiempo, cuídate y te amo —   —Cuídate tu también Rumina y yo te amo mucho más — Colgué el teléfono y así mío se colgó mi alma, no tengo  ganas de hablar con nadie, es más, no quiero salir de mi habitación por lo menos no en cien años Unas horas después decidí salir de ese encierro, me vestí a mi modo y baje a casarme, no me importa nada ni nadie Mientras bajaba las escaleras escuché el grito de una pequeña multitud de personas que gritó   “Ahí viene la novia”   Me detuve un momento y luego de unos segundos seguí bajando, sentí que papá me tomó por la cintura y me ayudaba a llegar a la mesa del jardín, dónde se llevaría a cabo la boda. Nos sentamos en la mesa y escuché decir a alguien en voz baja algo a lo que yo ya estaba acostumbrada escuchar   “Pero esa chica es ciega, porque no nos dijeron que era ciega”   No le presté atención a esos malos comentarios pues ya estoy acostumbrada a ellos, lo que si me sacó de onda fue lo que dijo una voz muy gruesa   —Papá ¿con esta chica es que me voy a casar? —   —Te quieres callar la boca niño estúpido, no quiero que ella te vaya a escuchar y se arrepienta de casarse —   —Pero papá no me quiero casar con esta ciega, no seré un esclavo de su ceguera por el resto de mi vida —   —Te dije que te calles idiota—   —Padre, no puedo negar que es linda, pero no me haré cargo de ella, me casaré porque tú me lo pediste de favor pero no detendré mi vida por esta ciega inútil—   —Eres igual que tu madre de imprudente, si no cierras el pico te juro que te golpearé aquí mismo —   Yo estaba sentada a unos diez metros de ellos ¿será que ellos creen que también soy sorda? La estupidez de la gente no tiene limites, aunque yo quisiera no podría dar un paso atrás, después de semejante mal rato, el maestro de ceremonias empezó lo que para mí es mi sentencia de muerte y luego de unos minutos más tarde ya era la señora de Rosales.    
Free reading for new users
Scan code to download app
Facebookexpand_more
  • author-avatar
    Writer
  • chap_listContents
  • likeADD