Capítulo 3

1868 Words
Gamma Kailen Steele: Después de dejar el campo de entrenamiento, me dirigí a mi aula para recoger mi portátil antes de ir a casa. Ahora tenía que revisar ese correo electrónico y prepararme para poder dirigirme a la Manada Media Luna Azul. He estado trabajando en este caso durante los últimos cuatro años y fue la razón por la que incluso consideré la posición de Gamma. No solo me he dedicado a enseñar a futuros Alfas y Betas, sino que también me he dedicado a investigar asesinatos y muertes sospechosas. Me llaman cuando una manada necesita ayuda con un caso o si el cuerpo no es m*****o de su manada. Mi estómago estaba hecho un nudo pensando en lo que podría decir el informe. Media Luna Azul era mi antigua manada, y el nuevo Alfa era mi pareja destinada. Incluso salí con él durante más de dos años antes de descubrir que él era mi destino. Seis meses antes de mi cumpleaños número dieciocho, fui secuestrada y vendida a este hombre llamado Marcus. Me mantuvo cautiva durante casi seis meses, donde me violó y torturó. También me marcaron con el número 00 en mi cadera derecha. Más tarde lo cubrí con un enorme tatuaje de flor de lirio, pero aún se puede sentir la cicatriz. Unos días antes de cumplir dieciocho años, era la fecha exacta cuando podría transformarme en mi loba y encontrar a mi pareja destinada. Dos hombres me sacaron de Marcus y me llevaron a un área aislada en medio de la nada. El día de mi cumpleaños, Aurora pudo darme su fuerza, y logré matar a mis dos captores y escapar. Me encontré con algunos de los hombres del rey en una misión para encontrar a los renegados en el área. Y me llevaron a la manada Luna de Marfil, donde conocí a vuestro Rey. Él fue el único a quien le conté mi historia. Y me ha estado ayudando a tratar de resolver mi caso desde entonces. Cuando regresé a Media Luna Azul, descubrí que Owen, mi novio y futuro Alfa, había seguido adelante con la hija del Beta de su padre, Maya. Lo rechacé en el acto y me fui con el Rey. Fue al regresar cuando conocí a su hijo, Hunter, el futuro rey. Desde el momento en que nuestras miradas se cruzaron, supe que lo amaba. Ha sido el único hombre en quien he confiado con mi cuerpo después de lo que Marcus me hizo. Lo amo más de lo que jamás podré admitir. La única razón por la que no estamos juntos oficialmente es porque no soy su pareja destinada, no soy su Reina. Nunca podría apartarlo de su pareja destinada, la que está destinada a ser nuestra Reina. Rechacé a mi pareja, lo que significa que no tendré una segunda oportunidad. Pero renunciar a él no es algo en lo que me guste pensar. Sé que tendré que renunciar a todo por lo que he trabajado cuando él la encuentre. No podré quedarme aquí, y la idea de que esté con alguien más hacía que mi estómago se retorciera. Hunter me ha dicho todo el tiempo que quiere que sea su Reina, pero ¿cómo aceptar esa posición cuando la Diosa lunar se la regaló a otra persona, le regaló a Hunter a otra? Finalmente, llegué a la Casa Real y subí las escaleras al segundo piso, donde se encontraban mis aposentos. Me senté en el sofá de la sala de estar y saqué mi portátil de mi bolso. Lo encendí y esperé a que cargara para poder leer el correo electrónico. Cuando la pantalla finalmente cargó, hice clic en el buzón, y ahí fue donde encontré el correo electrónico del nuevo Beta de la manada Media Luna Azul. Nunca me llevé bien con Finn, a pesar de que era el mejor amigo de mi exnovio. Dejando de lado mis sentimientos personales, abrí el correo electrónico. El Alfa Owen estaba pidiendo la ayuda de la corona con el cuerpo de una joven encontrada justo dentro de su frontera. Había fotos adjuntas, así que las abrí para encontrar imágenes de la víctima y la condición de su cuerpo cuando fue encontrada. Ella era realmente joven, tal vez solo dieciocho años, y tenía el número treinta y siete marcados en su cadera derecha, como yo. El tamaño, la fuente y la profundidad parecen ser los mismos. Pero, ¿cuál es la conexión con la Media Luna Azul? ¿Y por qué ahora? No se ha encontrado un cuerpo con un número marcado en más de un año. Ahora, no tengo más remedio que regresar a la manada Media Luna Azul. Definitivamente, no era lo que quería, pero debía ser profesional. Se trataba de mi trabajo, mi vida, y trabajé duro para llegar aquí. Le envié un mensaje al Rey para informarle que iría a la manada Media Luna Azul y que investigaría todo mañana. Había un pueblo a una hora del territorio de la manada donde podría pasar la noche. También le dije que enviaría a la oficina del forense mañana por la mañana para recoger el cuerpo. Sabía que él estaba en reuniones toda la tarde y que me respondería cuando se desocupara. Tomando una respiración profunda, le envié un correo electrónico a Beta Finn para informarle que llegaría mañana por la mañana, luego cerré la laptop y me dirigí a mi habitación para empacar. Necesitaba empacar para al menos tres días y también tenía que organizar un reemplazo para mis clases. Tal vez le pediría a Hunter que lo hiciera. Él es el futuro Rey y ya debería conocer todas mis enseñanzas. Cuando casi había terminado de empacar mi ropa en la pequeña maleta, escuché a Hunter entrar en mi sala de estar. Sabía que era él, porque su aroma a vainilla y sándalo me llegó al dormitorio. Podía sentir sus ojos en mí ahora. —¿Sí, Hunter?—Le dije, no quería sonar tan molesta. —¿Por qué estás empacando?—Me preguntó. —Sabes por qué estoy empacando. —Le contesté. Cerré la maleta y la coloqué en el suelo junto a mi cama. Hunter se acercó y envolvió sus brazos alrededor de mi cintura, hundiendo su rostro en mi cuello. —Hunter, realmente no estoy de humor. — Le dije, tratando de alejarlo. Se apartó de mi cuello para mirarme. Podía notar que estaba preocupado por mí. —Entonces cambiemos eso. —Aplastó sus labios contra los míos, y gemí en su boca. Introdujo su lengua en mi boca para jugar con la mía, mientras intentaba desnudarme. Se apartó solo para levantar mi camiseta sobre mi cabeza y luego atacó mis labios de nuevo. Estaba desabrochando los botones de su camisa mientras él desabrochaba el sujetador. Cuando finalmente tuve todos los botones desabrochados, pasé mis manos por su pecho y abdomen para encontrar la parte superior de sus pantalones. Hunter finalmente había desabrochado mi sujetador y deslizó las tiras por mis brazos, cayendo a nuestros pies. Me empujó hacia atrás en la cama y observé mientras se quitaba completamente la camisa. No importaba cuántas veces había visto a este hombre desnudo, no podía tener suficiente de él. Me senté mientras él estaba entre mis piernas. Estaba besando sus abdominales mientras desabrochaba sus pantalones. Sacó mi cabello del elástico y comenzó a pasar sus manos por mi cabello. Cuando desabroché sus pantalones, los bajé, junto con sus bóxeres, para liberar su imponente m*****o. Lamí la pequeña cantidad de líquido preseminal que se escapó, y Hunter gimió. Gemí al saborearlo en mi lengua. Lo miré mientras tomaba su punta en mi boca. —Joder, eres hermosa. —Gimió mientras agarraba mi cabello. Sabía lo que deseaba. Abrí más la boca, y él empujó su m*****o hasta el fondo de mi garganta. Hundí mis uñas en su trasero mientras me penetraba con fuerza. Succioné mis mejillas y comencé a girar mi lengua, gimiendo alrededor de su longitud endurecida, llenando mi boca. —Hermosa, vas a hacer que me corra ahora mismo. —Gimió mientras empujaba más rápido, persiguiendo su liberación. Succioné más fuerte y él explotó en mi boca, gruñendo mientras disparaba su caliente semen por mi garganta. Gemí, sabiendo el placer que le estaba dando. Soltó mi cabello y me dejó tomar el control. Lo limpié antes de que me empujara de nuevo en la cama, besando mi estómago hasta mi pecho. Tomó un pezón en su boca, haciéndome jadear. Chupó y mordisqueó mis pezones mientras me bajaba los leggings. Estaba gimiendo mientras pasaba mis dedos por su cabello. —Hunter. —Gemí mientras él besaba su camino por mi estómago. Besó mi piel hasta llegar a mi entrepierna, plantando besos suaves mientras me quitaba los leggings. Lamió una línea desde mi entrada hasta mi clítoris, haciéndome arquear las caderas hacia su cara mientras gritaba. —Cariño, por favor. —Le rogué. Necesitaba más. Chupó y lamió mi clítoris mientras insertaba un dedo en mi entrepierna, convirtiéndome en un desastre de gemidos. —Estás tan mojada, hermosa. —Susurró mientras retiraba su dedo y lo empujaba en mi trasero. Sabía cuánto me encantaba cuando jugaba con mi trasero. Él metió su pulgar en mi coño mientras su dedo estaba en mi trasero y succionaba mi clítoris en su boca, haciéndome explotar por toda su cara. —Joder, cariño. —Grité. Él lamió suavemente mis jugos mientras yo disfrutaba de mi orgasmo. Todo mi cuerpo estaba hipersensible por el placer que me acababa de dar. Se levantó del suelo y metió su dura v***a en mi coño mientras colocaba mis piernas sobre sus hombros. Gemí por la fricción y él gimió. —Estás tan apretada, hermosa. —Añadió excitado mientras empezaba a moverse dentro y fuera de mí. Movió mis piernas alrededor de su cintura y se inclinó para aplastar sus labios contra los míos. Mis dedos se clavaban en sus bíceps duros como roca mientras él bombeaba más fuerte y rápido dentro de mí. Podía saborearme en sus labios, lo que me excitaba aún más. Me encantaba cómo nos mezclamos. Hunter comenzó a besar desde mi mandíbula hasta mi cuello. Mordisqueó el lugar donde debería estar su marca y mi orgasmo me atravesó, haciéndome gritar mientras acercaba su cuerpo al mío. No estoy segura de qué me pasó. Me incliné hacia adelante y hundí mis dientes en su hombro. Él gruñó mientras se liberaba profundamente dentro de mí. Una vez que se detuvo, me di cuenta de lo que había hecho. Retiré mis dientes de su hombro y entré en pánico. No estaba en el lugar de su marca, pero estaba cerca y él estaba sangrando. La culpa era abrumadora. Casi lo marqué. Intenté lamer la sangre y Hunter gimió. —Lo siento mucho, Hunter. —Susurré, mientras intentaba alejarme de él. Las lágrimas nublaban mi visión, y me sentía horrible. Hunter me atrajo de nuevo hacia abajo y apoyó su frente en la mía. —Hermosa, está bien. —Susurró, besando mis labios. —Casi te marqué. Lo siento mucho, Hunter. No sé qué me pasó. —Dije apresura damente, y él me calló. —Y te habría dejado, hermosa. —Contestó mostrándome seguridad.
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