Capítulo 2

1871 Words
Príncipe Licántropo Hunter: Tuve que ir a ducharme y cambiarme antes de ir a entrenar. No me importaba mi intenso olor a Kailen, pero ella no quería que nadie supiera de nuestra relación. Hemos estado juntos durante los últimos tres años y medio, pero solo mi Beta y Gamma lo sabían. Quería que fuera mi Reina, mi pareja elegida, pero ella estaba convencida de que encontraría a mi pareja y seguiría adelante. Nada de lo que le he dicho ha cambiado su mente. Alguien más debía ser Reina, y ella no iba a tomar un puesto que no estaba destinado para ella. Me acerqué a la arena de entrenamiento abierta y vi a mi Gamma y Beta preparando a los aprendices para la clase. Esta era nuestra primera clase de este semestre. Me metí en los vestuarios para ducharme rápido y cambiarme a unos pantalones cortos y una camiseta. Cuando terminé, salí y los vi formando parejas. Me acerqué corriendo a ellos, y ese idiota de la clase de Kailen también estaba en mi clase. —¡Cooper!—Le grité. Me miró y pareció aterrorizado de que yo fuera uno de sus entrenadores. —Estás conmigo. —Le dije con seguridad. —¿Qué demonios hizo para enfadarte tanto?—Zach, mi Gamma, me preguntó. —Llamó puta a Kailen en clase el día hoy. —Le contesté. —Todos recen por Cooper. —Greyson, mi Beta, le dijo al grupo, lo que provocó muchas risas. Estaba en medio de patearle el trasero a Cooper cuando noté que Kailen se acercaba a las gradas. ¿Qué estaba haciendo aquí? No es que me importara. Podría mirarla todo el día y no aburrirme nunca. Ahora llevaba unos leggings negros y una camiseta de manga larga verde azulado que abrazaba su torso. Tenía su largo cabello marrón dorado recogido en una coleta y sus ojos de color verde bosque ahumado brillaban a la luz de la tarde. Se puso los auriculares y comenzó a correr por la pista que rodeaba el campo donde entrenábamos. Noté que Cooper la estaba mirando y aproveché la oportunidad para golpearlo directamente en la mandíbula. Cayó al suelo frotándose la cara. —¿Qué demonios?—Me gritó. —Presta atención. —Le dije con furia. Después de que la clase terminara, Cooper tenía un moratón de color azul profundo en la mandíbula y un labio partido. Kailen terminó de correr y estaba sentada junto a las gradas donde los estudiantes entraban a los vestuarios. Zach, Greyson y yo nos acercamos a ella, pero Cooper nos ganó. —Señorita Steele, lamento lo que dije en clase. Me pasé de la raya. —Se disculpó Cooper. Ella se inclinó y sacó un paquete de hielo de la nevera que tenemos siempre surtida para el entrenamiento. —Sostén esto en tu mandíbula y labio para ayudar a la hinchazón. Y nos vemos en clase, Sr. Cooper. —Le contestó de forma automática. —Gracias, señorita Steele. —Cooper le hizo un gesto con la cabeza antes de entrar en el vestuario. ¿Cómo demonios no podía ver que ella tenía el potencial de ser Reina? Le dio a ese idiota que la llamó puta un paquete de hielo para su cara. Le importaba su bienestar, pero yo podría destrozar su cara todos los días por lo que le dijo a ella. Una vez que todos los estudiantes habían entrado a los vestuarios, finalmente hablé con ella. —¿Qué te trae aquí? ¿No tienes trabajo que hacer?—Le pregunté. —Me dijiste que no abriera mi correo electrónico. Ya terminé todo lo demás. — Me respondió. —¿Todavía no se lo has dicho?— Greyson me preguntó, sorprendido. Incluso Zach me miró con insistencia. —Bien, alguien mejor me explique qué demonios está pasando. —Nos preguntó, cruzando los brazos sobre el pecho. Suspiré. —Lo haré, pero prométeme que no te asustarás. —Le dije, y ella frunció el ceño. —Hunter, me estás asustando. Solo dímelo. —Me suplicó. Me senté a su lado y me incliné hacia adelante apoyando los codos en mis rodillas. Ni siquiera podía mirarla. Sabía que iba a estar más que furiosa. —Encontraron otro cuerpo. —Solté. —¿Un cuerpo? Vale, y ¿dónde encontraron este cuerpo?—Me preguntó. —En Media Luna Azul. —Susurré. —Lo siento, Hunter. Creía haber oído que dijiste Media Luna Azul… —Me preguntó, confundida. Suspiré y giré la cabeza para mirarla. Ella me estaba mirando, confundida. —Sí, lo dije. Encontraron el cuerpo de una joven loba justo dentro de sus fronteras. Tiene números marcados en su cadera. —Le aclaré. Ella se inclinó, apoyando los codos en sus rodillas mientras se pellizcaba el puente de la nariz. —Mierda. —Soltó. —Kailen, sé que este es tu caso, pero siempre podemos enviar a alguien más allí. —Solté apresuradamente. —Tengo que ir. Tengo que resolver esto. Nos vemos más tarde. —Nos dijo antes de irse corriendo. —Mierda. —Solté. Greyson y Zach se sentaron a mi lado. —Deberías habérselo dicho antes. ¿Qué demonios estabas haciendo?—Greyson me preguntó, y lo miré. —, no contestes a eso. —Me dijo nuevamente, sacudiendo la cabeza. —Entonces, ¿cuál es el plan ahora, Hunter?—Zach me preguntó. —Si ella va, yo voy. No voy a dejar que vea a su ex maldito compañero de vida sin que yo esté ahí. —Les aseguré. —¿Así que todos vamos?—Greyson preguntó, y asentí. —Encontraré a alguien que cubra nuestro entrenamiento durante los próximos días. —Me dijo Greyson, y asentí. —Hunter, han pasado tres años y medio. Creo que ya es hora de ponerle un anillo. —Me dijo Zach y suspiré. —¿No crees que estoy intentando?—Exclamé sin poder evitar sentirme un poco frustrado. —Sabemos que lo estás intentando, Hunter. Y entendemos ambos lados. Pero no has encontrado a tu pareja destinada en casi seis años. A este ritmo, no creo que la encuentres. —Me dijo Greyson. —No me importa mi pareja destinada, se lo dije. Y si no tuviera que ser el Rey, creo que a ella tampoco le importaría. Dijo que la Diosa de la Luna eligió a la Reina, y no era ella. —Suspiré. —Voy a buscarla. Debe estar en su despacho. —Les dije. Me levanté del banco y me dirigí al vestuario para ducharme de nuevo y vestirme. Desearía que pudiera ver que no necesitaba un vínculo de pareja para amarla. Ya le daría todo. Ni siquiera estoy buscando a mi pareja destinada y no lo he estado durante más de cuatro años. Tan pronto como crucé miradas con Kailen en la casa de la manada cuando llegó, eso fue todo para mí. Nunca he tocado a nadie más que a ella y ella era todo lo que quería. Conozco sus temores infundados donde piensa que la dejaré cuando finalmente encuentre a mi pareja destinada, pero si ella me dejara marcarla, no tendría que preocuparse por eso. Una vez que haya marcado a otra persona, el vínculo de pareja con mi pareja destinada se romperá y se forjará un nuevo vínculo entre nosotros. Ella rechazó a su maldito excompañero de vida, y no sería bendecida con otra pareja. El que rechaza rara vez tiene una segunda oportunidad. Desearía que creyera en sí misma tanto como yo. Sabía sin ninguna duda que sería una Reina increíble e incluso mi padre lo sabía. Incluso estaba pensando en renunciar a mi título. No necesitaba ser Rey, solo la necesitaba a ella. La amo y quiero que todo el mundo Licántropo lo sepa. Odiaba la forma en que otros hombres la miraban. Los mataría a todos si pudiera. Y mi lobo, Rex, está de acuerdo conmigo. Ama al lobo de Kailen, Aurora, pero Kailen es tan terca. —¡Y ahora vamos a conocer a su maldito ex-compañero!—Gruñó Rex en mi cabeza. —Yo tampoco estoy feliz por eso, amigo. —Le contesté con tristeza. —Déjame salir con Aurora. La marcaré y eso solucionará todos nuestros problemas. —Arrojó Rex. —También debe ser elección de Kailen. —Le dije y él empezó a lloriquear. —Sé que es duro. Al menos la tenemos en nuestras vidas. —Me consoló Rex. Estaba tratando de encontrar el lado positivo a esto. Nuestra relación no es pública, pero al menos ella está con nosotros y solo con nosotros. Supongo que tendré que conformarme con eso por ahora. Me dirigí a su despacho y vi que la puerta estaba cerrada. Solo está cerrada si ella no está o si estoy dentro con ella. Debe haber ido a su habitación. Salí de la casa principal por la parte de atrás y caminé hacia la casa Real. La casa Real era una mansión de seis pisos y solo era para vivir. Todas nuestras oficinas estaban en la casa principal de la Manada, junto con todos los miembros de la Manada sin pareja, el personal y los estudiantes. Mi padre y yo teníamos el sexto piso, aunque estos días casi nunca me quedaba en mi propia habitación. El Beta de mi padre y Greyson tenían el quinto piso. Los Gamma tenían el tercer piso, incluyendo a Zach. Y Kailen tenía su habitación en el segundo piso. Mi padre había modificado algunas habitaciones para darle un área más parecida a un apartamento. Y la otra mitad de la planta eran habitaciones para invitados importantes. La planta principal tenía la cocina, la sala de estar y el comedor. Y el sótano tenía la piscina, hidromasaje, sauna, gimnasio y sala de juegos. Solo teníamos que ir a la casa principal para las oficinas. El campus se encontraba al otro lado del campo de entrenamiento, a unos diez minutos a pie de nuestra casa. Entré en nuestra casa y subí las escaleras hasta el piso de Kailen. Toqué antes de entrar en su habitación. La puerta estaba abierta, así que sabía que estaba ahí. Cerré la puerta detrás de mí y la cerré con llave. No estaba en su salón, así que debía estar en su habitación. Me acerqué a la entrada de su habitación y la encontré empacando una pequeña maleta y maldiciendo entre dientes. Se veía tan adorable cuando estaba enfadada y no pude evitar sonreír mientras la observaba. —¿Sí, Hunter?—Ella me preguntó, molesta. —¿Por qué estás empacando?—Le pregunté. —Sabes por qué estoy empacando. —Me dijo. Cerró su maleta con cremallera y la colocó en el suelo junto a su cama. Me acerqué a ella y la rodeé con mis brazos, enterrando mi rostro en su cuello. —Hunter, realmente no estoy de humor. —Añadió con fiereza, sus manos en mi pecho, estaba tratando de apartarme. Me aparté de su cuello para mirarla. Podía decir que estaba preocupada por tener que ir a ver a su ex. Ahora él era el Alfa y no había forma de evitar verlo. —Entonces cambiemos eso. —Aplasté mis labios contra los suyos.
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