No había terminado de salir del portal cuando los dos imponentes querubines que custodiaban la entrada al Tercer Cielo aprehendieron a Vlad. Los dos mismos querubines de los que habla la Biblia que custodian la entrada desde que Adán y Eva pecaron, y los dos mismos querubines que custodian la entrada desde la gran guerra celestial, asegurándose así que ningún caído, ni nadie que no sea invitado, entre al reino celestial. Según le dijo Raziel al nefilim, sus nombres son Adriel y Anael. Su parecido con Lucifer solo hizo enervar más la rabia de los ángeles por su intromisión, y uno de ellos, mirándolo con desprecio, lo tomó fuertemente de la barbilla para obligar a mirarlo a los ojos, y Vlad por un momento llegó a creer que le partiría la mandíbula y gimió de dolor. -¡Oh! ¿Te duele? – Dij