La boda

1068 Words
Al día siguiente, en las afueras de la cárcel de mujeres, un Lamborghini Veneno Roadster se parqueo frente a la mujer que acababa de salir; Astrid Linos. Está última se adentró al coche, una vez dentro, el auto emprendió su marcha y se perdió por la autopista. Horas después se estacionó frente al salón de belleza. Al ver el refinado lugar, Astrid se quedó con la boca abierta, más cuando ingresó al salón y varias mujeres empezaron a arreglar su cabello y hacerle tantas cosas en su cuerpo. Parecía una muñeca dejándose llevar de un lado a otro. —Lista—, dijo la mujer que posó el espejo frente a ella. Astrid no podía creer que la mujer frente al espejo fuera ella, el cambio que le habían hecho era excelente, ni ella misma se reconocía. Cuando Astrid conoció a Robert solo contaba con diesisiete años de edad, era una muchacha humilde de clase baja al igual que él, la diferencia, es que Robert estudió en la mejor universidad del país gracias a él padrino millonario que tenía. Desde entonces sus sueños siempre fueron en grande, la ganas de superarse y llegar a lo más alto era su principal meta. Jamás imaginó enamorarse de una joven pobre como él, pero se enamoró como un loco y no dudó en casarse con ella cuando el padre de Astrid intentó llevársela lejos. Robert pensó en superarse junto a ella, triunfar y lograr todos sus sueños junto a Astrid, sin embargo, cuando empezó a escalar más alto y se vio rodeado de mujeres muy hermosa y refinadas, entonces empezó a cuestionar y hacer diferencia entre la mujer que tenía en casa, y las que lo rodeaban. La lujuria fue más fuerte que el amor que decía sentir por su esposa, por ello decidió separarse, y cuando sucedió aquel ataque, vio el momento oportuno para librarse de Astrid y puso sus ojos en la viuda de Brown. Después de salir del salón de belleza, Astrid fue llevada al registro civil dónde se unirían en matrimonio con Liam Brown. Este último se encontraba parado frente al juez y una vez que escuchó la puerta abrirse se giró lentamente para encontrarse con la mirada de ella. Liam se quedó perplejo al ver la mujer con la que uniría su vida, si ella era la ex de su padrastro, sería un tonto en haber dejado a tremenda escultura, pensó Liam para sus adentros. Puesto que aquella mujer era tan hermosa como una diosa, le miró fijamente y sonrió. Una vez que Astrid se paró a su lado, le tomó la mano y se acercaron más al juez. Aquel contacto hizo estremecer el cuerpo de Astrid, ante aquel descontrol quiso soltar la mano de Liam, sin embargo, aquel hombre no le permitió zafarse hasta que firmó el papel. —Ante el derecho que me concede las leyes del estado civil, de los Estados Unidos, son marido y mujer. Puedes besar a la novia. Liam se volteo a ver Astrid, quien abrió sus ojos con asombro al momento que aquel hombre se acercó —Que todo parezca real—, murmuró antes que sus labios hicieran contactos con los de Astrid. Al segundo siguiente, Astrid lo apartó y soltó el aire que había retenido. Minutos después salieron del registro civil y se dirigieron a la mansión Brown, una vez ahí, Richard, Liam y Astrid se encerraron en el despacho. El abogado sirvió tres copas y la extendió a las dos personas que se encontraban sentadas frente a frente. —¿Leíste el contrato?— Cuestionó Liam. —Dos veces, y tengo Claro cuáles son las reglas de este falso matrimonio. —Me parece bien—, dijo al sonreír y beber de la copa —Pero hay algo que no iba incluido en el contrato, sin embargo, debemos hacerlo. —¿Qué cosa? —Dormiremos en la misma habitación. —Creí era un matrimonio irreal. —Y lo es, solo que compartiremos la habitación pero más nada. —Ok, por mi no hay problema, siempre y cuando ocupe su espacio—, dijo Astrid al retirar la copa. —Así será, mujeres es lo que más tengo, y créeme que meterme con la ex de mi padrastro sería lo último que haría—, dijo con seguridad. —A mi tampoco me gustan los niños— Replicó Astrid al recostar su espalda en el espaldar del asiento. Liam sonrió de medio lado y bebió de su copa —Creo que tenemos la misma edad, incluso soy dos días mayor que tú—, expuso y Astrid frunció el ceño. —¿Cómo sabes que cumplo años dos días después que tú? —Se todo de ti, señorita Linos, o mejor dicho, señora de Brown… ¿Te gusta así o ex señora de Johnson? Astrid hizo una mueca de desagrado y culminó —No mesclemos el pasado, si estamos aquí es para juntos destruir a Robert Johnson. —Tienes razón—, dijo Liam al chocar su copa con la de ella y luego beber hasta secarla. —Parece que te gusta el alcohol, desde ya te digo que no me agrada compartir la cama con personas que manen el olor a trago. —Tranquila, que cuando yo bebo, no regreso a casa. —Bueno—, intervino Richard —Ya habrá tiempo para que se digan lo que no le gusta de cada quien. Lo que tienen que hacer ahora es, ponerse de acuerdo de como se conocieron y se enamoraron. Debe ser una historia que tú madre se la crea. —Pero se les olvida algo, Robert me conoce. El sabe que jamás he salido con un hombre que no sea él. Richard sonrió y explicó —Por ese ni te apures, que lo más probable es que cuando te vea haga de cuenta que no te conoce. Además, el muy cobarde nunca le contará a Ava que tú eres su ex esposa, ya que la historia que le contó es que él, jamás a estado casado. —¿Se atrevió a negarme? —Siempre—, confesó Richard —Siempre dijo estar soltero. Astrid sintió un dolor profundo en el pecho, enterarse que Robert la negó un millón de veces fue otro golpe duro para su corazón, pero al mismo tiempo un motivo más para endurecer su corazón y aumentar el desprecio hacia él.
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