Prefacio
—Lo nuestro solo es un matrimonio por contrato… señor Brown.
—¿Quién dijo que no podría convertirse en un matrimonio real?— Cuestionó al dar dos pasos más y arrinconarla a la pared. Liam Brown afirmó su frente en la de Astrid y suspirando con profundidad vocalizó —Estoy loco por ti.
—Yo… yo aún amo a mi ex.
Capítulo 1.
La grande mano de David Ferrer se introdujo en el maletín que se encontraba sobre la pequeña mesa, sacó de adentro una carpeta la cual posó frente Astrid Linos, aquella dulce y encantadora mujer, de cabellera negra y brillante la tomó en sus manos y procedió abrirla. Al mismo instante que leyó el documento su corazón se rompió en mil pedazos.
—Firma aquí—, dijo con frialdad. Astrid Linos dejó caer unas cuantas lágrimas para el segundo siguiente cuestionar —¿Por qué no vino él?
—Robert no pudo venir, tenía una reunión importante, de esa reunión dependerá su posición en la presidencia Brown, ya sabes, siempre ha sido su sueño gobernar el imperio Brown—. David Ferrer, hizo una mueca de desagrado al momento que Astrid Linos sollozó —No lo hagas tan difícil, solo toma el bolígrafo y firma.
Con los ojos iluminados, Astrid alzó la mirada y reprochó —Para ti es fácil decir que firme, pero no sabes lo difícil que es terminar con un matrimonio de cinco años, Porque no sabes lo que es estar casado, ya que nunca lo has estado, y ni siquiera sabes lo que se siente estar lejos de la persona amada, porque jamás en tu vida te has enamorado.
—Pero Robert no te ama, porque de hacerlo no estaría solicitando el divorcio, ni siquiera le importa que estés aquí, encerrada en estás cuatro paredes.
Las palabras de David eran duras pero verdaderas, en cada una de ella había una gran verdad, la cual Astrid Linos no había podido descubrir hasta ese momento.
Con el corazón apachugado y las manos temblando agarró el bolígrafo y firmó, en dos segundos que tardó realizar su firma acabó con cinco años de vida junto a Robert, su novio de juventud, el amor de su vida, aquel hombre que amó desde el primer día que se cruzó en su camino.
Para Astrid, él era el hombre perfecto, ese príncipe azul que muchas quieren encontrar pero nunca han logrado, sin embargo, ese hombre le estaba dando la espalda en el momento que más lo necesitaba.
Después que el abogado de su esposo, o mejor dicho de su ex esposo se marchó, Astrid volvió a su celda y una vez dentro se dejó caer sobre la cama, lloró como jamás lo había hecho ya que un torbellino de emociones dolorosas se desencadenaron tras divorciarse de Robert Johnson. Este último se encontraba en la torre más alta de la ciudad de los Ángeles California, con una sonrisa de victoria recibió la presidencia de las empresas Brown, a su lado, se encontraba la viuda Ava de Brown, quién luego de nombrarlo presidente de las empresas aprovechó para acercarse y darle las felicitaciones.
Por la noche, Robert Johnson salió junto a David Ferrer para celebrar su nombramiento como presidente de la empresa Brown.
—¡Al fin hermano!, después de tantos años trabajando para esa empresa y ser el más destacado, al fin logran reconocer tu gran esfuerzo.
—Esto solo es el principio, en un par de años, todo el imperio Brown será mío, es lo que me merezco.
—Así es.
Robert Johnson sonrió de medio lado y alzó la copa para beber el líquido fuerte que se encontraba dentro de esta, pasó la noche de copa en copa con su gran amigo y primo por parte de madre. En la madrugada subió a uno de los altos edificio junto a una hermosa mujer, con la cual amaneció abrazado.
En cuanto a Astrid, ella continuaba llorando por la ruptura de su matrimonio y el abandono de su esposo, mientras hacía remembranza del pasado, de aquellos momentos felices que vivió junto a Robert, sus ojos se iban cerrando lentamente. Se sumergió en el sueño, dónde se encontraba Robert, para ella era tan duro asimilar que él la hubiera dejado sola en esta situación, después que sacrificó su libertad por la vida de él. También remembró las duras palabras que le había dicho un día antes de que le enviará su abogado.
“Astrid Linos, yo no te pedí que me salves, si lo hiciste es porque quisiste, no por eso estoy obligado a estar contigo. El amor que sentí por ti se murió, se acabó, no puedo seguir casado contigo, tu ya me eres indiferente”.
Astrid sollozo y reprimió el llanto sobre la almohada, le dolía el corazón, estaba desbaratada por qué Robert ya no la amaba, ya no la quería, el amor que un día sintió por ella se murió, ni siquiera le importó el sacrificio que ella hizo por él, simplemente la abandonó como si ella fuese un perro.
El corazón de Astrid se llenó de resentimiento, le parecía tan injusto la forma tan déspota en la que se estaba comportando. Ella no se merecía eso, le había dado seis años de su vida y a él simplemente le valió madre
Dos años después, Astrid Linos se encontraba sentada en el grande comedor de la cárcel de mujeres, con lentitud llevó la cuchara a su boca, y sin despegar la mirada del pequeño televisor se levantó y se fue acercando a la pequeña pantalla.
—¿Pueden subir el volumen?— Pidió y quién estaba a cargo lo hizo.
La noticia bomba que atrajo la atención de Astrid Linos, eran las fotografías que mostraba el periodista sobre la boda de Ava Silverio y Robert Johnson. Astrid Linos tomó el tenedor que se encontraba en una mesa cercana a ella y lo lanzó contra la pantalla del televisor, el dolor que le embargo el pecho la hizo descontrolarse, saber que su ex esposo se había vuelto a casar, golpeó su corazón.
Aunque habían pasado dos años, ella lo seguía amando, no hacía otra cosa que pensar en él, pero a Robert Johnson parecía no importarle lo que sucediera con ella, después del divorcio no supo más nada de él, hasta que lo volvió a ver en la pantalla de un tv, pero casándose con otra.
—Tendrás que pagar por haber dañado el único televisor—, dijo una guardia mientras la llevaba a la ducha para luego lanzar en su cabeza cubetas llenas de agua con cubos de hielo. A pesar de que el frío hielo azotaba su cuerpo, Astrid no sentía dolor alguno, el dolor que embargaba su pecho era más grande que el que le causaba, el hielo al caer en su cabeza.
Pero la noticia de esa boda no solo le cayó mal a Astrid, si no que también fue una sorpresa para Liam Brown. Este se encontraba en medio del caribe disfrutando con sus amigos y rodeado de mujeres, cuando su teléfono empezó a sonar con mucha insistencia solicitó a sus amigos bajen el volumen a la música y procedió abrir la llamada.
—Corderito… a qué se debe tu llamada…
—Liam, debes volver a los Ángeles hoy mismo.
—¿Por que tendría que volver?
—Tu madre se casó con Robert Johnson.
—¿Cuando sucedió eso? ¿Por qué no me habías contado sobre esa boda?
—Será porque nunca contestas las llamadas. Pero lo que si te digo Liam, es que ese hombre está logrando apoderarse de todo lo que te pertenece, y si no vuelves y tomas posesión de las empresas, tu familia se quedará arruinada y peor aún, no podrás tener dinero para seguir disfrutando de tus viajes con tus amiguillos, porque no son otra cosa que eso, unos amiguillos de pacotillas.