Indecisión.
Fue lo que sentí apenas puse un pie en el hotel, dándome cuenta que el enojo había comenzado a remitir bastante de mi sistema y que la idea de irme de Canadá así sin más, había sido lo más estúpido que se me pudo ocurrir ésa noche.
Pero no comprendía algo. ¿Qué estaba buscando ella de mí en realidad con eso de su plan de ir los tres como los “amiguitos” que no éramos, a algo era solamente para nosotros dos?
No podía creer que Gina hubiese invitado a su amiguito molesto a la feria donde supuse iría solamente conmigo. Me parecía una broma de mal gusto y sospechaba que era algo que había hecho totalmente adrede para darle celos a alguno de los dos.
A ésas alturas, no estaba ya seguro de cuál sería el infortunado.
Además, el hecho que ahora estaba al tanto del interés que ése
