-Papá, no puedo creer que pensaras que era una buena idea enviarlo aquí- dije, luchando por evitar la rudeza de mi voz.
-Ahora Emma- me reprendió -Él en verdad te extrañaba. Estoy seguro que Jackson no es tan malo.
-Él podría darse cuenta de nosotros papá, de lo que somos.
-Nosotros, Peter y yo, pensamos que sería mejor enviar a alguien que no tuviera poderes o... lo que se, para vigilarte y mantener a todos aquí. Ellos están planeando muchas cosas y necesitan la mayor cantidad de manos que puedan conseguir. Así que Adam insistió en ir y Jackson dijo que él iría también y sería un chaperón para todos ustedes. Él no sabe lo que está haciendo, sólo que está vigilando a un grupo de adolescentes. Dale un respiro Emma. Está teniendo tiempo difíciles, renunció a su trabajo, ¿sabes?
-Lo sé. Me lo dijo y no lo hubiera hecho de no haber sido por mí. Nada de esto estaría pasando de no ser por mí.
-No seas así- podía oírlo removiendo papeles y lo imaginaba bajando su periódico para centrar su atención en mí -Estas personas se preocupan por ti. Es evidente por el tiempo que he pasado con ellos.
-¿Qué quieres decir? ¿Pasas tiempo con ellos?
-Sí. Me encontraba con ellos donde Adam o Peter para esas reuniones que tenían y cené con ellos más de una vez. Rachel es una cocinera fantástica.
¿Qué?
-¿Por qué?
-¿Por qué, qué? ¿Por qué querrían ellos que estuviera merodeando alrededor?- preguntó irónicamente.
-No. No era eso a lo que me refería. A lo que me refiero es, ¿Por qué querrías tú eso? Pensé que serías... más molesto o precavido con ellos, debido a las habilidades y todo eso.
-Emma, eres una de ellos ahora. No es lo ideal y aun tengo algunas cosas en la que trabajar pero quiero saber todo lo que hay que saber sobre ellos y su historia. Además- aclaró su garganta - Tú y Fred no tendrán un largo tiempo de descanso pronto, ¿Cierto?
-No papá- respondí y casi sonreí.
-Bueno, entonces necesito agradarle a estas personas. Necesito saber todo sobre ellos y necesito estar a su alrededor para acostumbrarme a ellos. Serán mi familia algún día, ¿No es así? Un día dentro de un largo, largo, largo, largo, largo tiempo.
Me reí y enredé mis dedos en mi largo cabello, aun húmedo después de la playa.
-Muy bien papá, tienes razón. Y estoy contenta de que lo estés intentando. Era más de lo que podía esperar.
-Bueno. Entonces sé amable con Jackson. Y sé cuidadosa a su alrededor. Temo que él no está tan entusiasmado con Fred como tú lo estás.
-Puedo decirlo- dije sin siquiera intentar ocultar el sarcasmo de mi voz.
-Te amo nena. Gracias por llamar a tu viejo.
-También te amo papá. Te veré pronto.
Colgamos y solté un suspiro, recostándome en la tumbona blanca de la casa de los tíos de Fred en California. Era nuestro segundo día aquí. Habíamos ido directamente a la playa una vez que Jackson y Adam había aparecido, inesperadamente, esta mañana.
Habíamos hecho nuestro camino a través de la puerta trasera hacia la blanca arena. Dejé mi toalla en la arena y empecé a quitarme la camisa de Fred, la cual había conseguido para mí cuando Adam no se había mostrado tímido al mirarme y pensar en mí en traje de baño. Jackson inmediatamente había venido y dicho que debería dejármela puesta. El clima estaba un poco frío por el viento había sido su argumento. Le fruncí el ceño mientras me la quitaba y la tiraba en la arena. Luego me hundí en la arena y me recosté sobre mi espalda cerrando mis ojos ante la caliente luz del sol como cualquier día.
Aunque no lo podía ver, podía oír sus pensamientos. Estaba molesto. Pensaba que estaba siendo arriesgada con mi vida y con este chico quien aparentemente era algún tipo de estafador que había convencido a todo el mundo para agradarles y que lo dejaran llevarme a la playa solos. El traje de baño de zorra era la cereza del pastel. Jadeé ante sus pensamientos y me senté para fulminarlo con la mirada, olvidando que no lo había dicho en voz alta, pero ya me había dado la espalda.
Fred se sentó en la arena junto a mí, sin camisa y posó una tranquilizadora mano en mi ardiente espalda mientras hablaba suavemente.
-Es tu hermano Emma. No estará feliz a menos que estés usando un suéter.
-Usó la palabra "zorra"- susurré duramente para que Bish no escuchara -No puedo creer que él...ugh. Sólo pensé que este viaje sería diferente. Y tampoco tengo idea por qué está Adam aquí. ¿De qué demonios va esto?
Fred gruñó infeliz.
-Papá dijo que no podían prescindir de nadie más.
-Boo- me quejé.
-Oye, ¿Por qué no me dejas enseñarte a surfear mañana en la mañana? Mantendré tu mente ocupada. Hay un escondite de tablas en la casa. Si salimos temprano, el oleaje será bueno.
-Sí- estuve de acuerdo, un rayo de esperanza filtrándose a través de mí -Siempre quise aprender a hacer eso.
-Bien. Es una cita.
-¿Me llevarás a una cita de verdad mientras estamos aquí?
-En realidad, tengo unos pocos lugares a los que tengo intención de llevarte antes de que nos vayamos- dijo con un aire de suficiencia.
-Bien.
Él sonrió y empezó a bajar su cabeza para besarme pero le dio un rápido vistazo a Jackson y se detuvo. En su lugar se recostó en la toalla junto a mí, sus brazos bajo su cabeza, sus pies tocando los míos y permanecimos así hasta que regresamos a la casa un rato después. Adam había pasado todo el tiempo en el agua y Jackson había permanecido a una molesta distancia de mí y Fred.
Y aquí estábamos ahora, enfurruñándome en el teléfono con mi padre. Fred estaba tratando de arreglar algo de la cena en la cocina. Jackson estaba tomando una ducha y Adam estaba jugando videojuegos en el televisor. Puse el teléfono en la mesa junto a la silla y dejé caer mi cabeza hacia atrás con frustración. Cerré mis ojos, cruzando mis tobillos y empujando la camiseta de Fred más abajo sobre mis muslos.
Pensé sobre todo lo que había pasado ese día. Acerca de todo lo que quería hacer mientras estuviéramos aquí. Acerca de lo que Fred y yo habíamos estado haciendo cuando fuimos interrumpidos por Jackson y Adam.
Sin saberlo, para mi desgracia caí en un sueño.
Estaba sentada en el porche en los cojines de felpa del columpio, observando el océano. Me sentía absolutamente contenta y segura ahí, incluso aunque Fred no estuviera conmigo. Me pregunté por qué no estaba. El océano era tan azul, las olas eran tan blancas y los árboles del patio trasero eran tan verdes. Era como un... sueño. ¡Mierda! ¡No!
-Oh sí.
Me di la vuelta para ver a Theo, sonriendo desde la puerta. Tenía un codo apoyado en el marco de la puerta, haciendo que los músculos superiores de su brazo destacaran. Estaba usando una camiseta gris, jean y botas negras. Había cortado su n***o cabello extremadamente corto excepto por el mechón irregular sobre su frente y un pequeño calibre había sido colocado en su oreja desde la última vez que lo vi.
-Emma- canturreó con un falso tono dulce -Te dije que tu pequeño amante no estaría a tu alrededor por siempre, ¿No es así? ¿La playa, eh?- dijo mientras miraba alrededor- No fueron muy lejos, ¿Cierto? Sikes pensó que habían ido a algún lugar lejano como pequeños cobardes.
Me di cuenta que él pensaba que aun seguía cerca de Tennessee. Se acercó para recostarse en el columpio que había en frente de mí y cruzó sus brazos y sus tobillos.
-¿Qué quieres?- pregunté, tratando de mantener mi voz estable.
-¿Qué es lo que siempre quiero?
-Llamaré a Fred- le advertí y empecé a tomar aliento cuando sacudió su dedo hacia mí.
-A-a-ah, yo no haría eso. Si lo haces, entonces no sabrás lo que he venido a decirte- a pesar de todo, mi curiosidad picaba.
-¿Qué?
-Primero, harás algo por mí.
-¿Qué?- pregunté cautelosa.
-Linda camiseta- dijo con una sonrisa que hizo que mi estómago se volcara. Bajé la mirada y vi que seguía usando la camiseta de Fred sobre mi traje de baño y que escasamente cubría mis piernas. La bajé de un tirón sobre mis muslos y él se rió. -Oh vamos. ¡Estaba disfrutando el espectáculo!
-Theo. Si eso es lo que quieres para que me quede...
-Me dirás cuál es tu habilidad. Sikes quiere saber y yo quiero estar de nuevo en su gracia.
-De ninguna manera- dije como si estuviera loco -¿Por qué te diría eso?
-Porque entonces yo te diré por qué Sikes están tan molesto por el ascenso de tu chico y tuyo. No son sólo celos porque los Jacobson están imprimados. Hay una profecía.
-Una profecía- me burlé -¿Qué es esto, Harry Potter?
-No. Esto es muy real. Y estoy dispuesto a hacer un trato- dijo seriamente.