Pensé. Me pregunté si Fred estaría molesto si supiera lo que estaba a punto de hacer. Por supuesto que lo estaría. Él odiaría el pensamiento de ellos sabiendo algo sobre mí pero, necesitábamos saber qué buscar, ¿Cierto? ¿Qué podría hacer él con el conocimiento de mi habilidad? ¿A quién heriría? Luego tuve una revelación. No había leído los pensamientos de Theo desde que empezó el sueño. No había escuchada nada saliendo de su cabeza hacia la mía. Me concentré en él. Traté de leerlo. Traté de ver sus pensamientos pasados, Nada.
Mierda. Mi habilidad no funcionaba en sueños.
Pero no iba a decirle eso. Así que me senté derecha y tomé la decisión de decirle.
-Una vidente. Esa es mi habilidad.
Su mandíbula cayó y luego hizo un feo ruido en el fondo de su garganta.
-Estás mintiendo- acusó con una mueca.
-¿Lo estoy?- pregunté pretendiendo ser presumida.
De repente él se veía más que listo para estar fuera de su eco.
-Hay una profecía. Habrá tiempo para una gran tribulación. Nadie sabía lo que significaba hasta que las imprimaciones se detuvieron. Eso significó la detención de las ascensiones y entendimos que esto era de lo que estaba hablando. La profecía dice esto "Dos vendrán para convertirse en uno. Aquel terminará lo que estaba hecho. Uno poseerá el poder de dar a luz un nuevo día de justicia, fortaleza y alegría. Luego dos mantendrán nuestro espíritu puro y fuerte, empezarán de nuevo y le pondrán fin a los malvados y al mal"
-Es tonto pero es lo que dice. Y Sikes está dispuesto a creerlo. Estoy seguro que no es difícil ver quién será visto como el malvado en la profecía- dijo casi orgulloso.
-¿Cómo conseguiste la profecía? ¿Apareció milagrosamente en una hamburguesa cubierta de salsa de tomate?
-No, sabelotodo. Fue prevista y escrita por otro vidente hace setenta y cinco años. La hemos mantenida escondida y segura.
-Entonces, ¿Pretendes que crea que Fred y yo somos el uno? ¿El dos convertido en uno?
-Eso es lo que cree Sikes. Desde el primer segundo en que escuchó sobre tu imprimación con Fred él estaba empeñado en detener su ascensión. O en detenerlos de convertirse en el "uno"
-¿Por qué me estás diciendo esto?
-¿Pensaste que me iría sin decirte la verdad, eh?- dijo con una sonrisa maliciosa.
Se rió de mí.
-Me temo que mi agenda y la de Sikes ya no terminan en la misma página.
-¿Qué significa eso?
Hizo un sonido como el de una alarma en un juego.
-¡EHHH! Eso fue todo el tiempo que tenemos por hoy gente, pero gracias por jugar. Ahora, si me disculpas, tengo que estar de vuelta antes de que Sikes se dé cuenta de lo que estoy haciendo.
-Espera. ¿Cómo puedes usar el regalo de Sikes de ese modo?
Me dio una graciosa mirada.
-¿En verdad crees que me importa si hiero sus preciosos sentimientos?
-No, no. No me refería al "cómo puediste"; Me refiero a cómo puedes, literalmente hablando. ¿Cómo puedes hacerlo?
Se encogió de hombros, viéndose muy complacido y superior.
-No sé cómo funciona. Eres solo tú. No puedo recoger a cualquiera que desee, creeme, lo he intentado. Así que ahora, ¿No te sientes especial?- canturreó.
Sacudí mi cabeza.
Empezó a caminar a mi alrededor hacia la puerta y conmigo perdida en mis pensamientos, no pensé que tenía que ser cautelosa hasta que ya era demasiado tarde. Lo sentí agarrar mi cabello desde atrás y tiró de él para mantenerme sujeta a la silla. Se inclinó sobre mí para hablarme desde cerca pero sin tocarme.
-No puedo simplemente irme. Fred sabrá que tuviste un eco y pensará que he sido suave si te dejo vivir sin hacerte nada.
Vi el brillo del metal y pensé que era un cuchillo. Luego vi que eran tijeras y maldije estúpidamente.
-¿Qué estás haciendo? ¿Me dijiste todo eso simplemente para asesinarme?- dije francamente.
Y luego la verdad me golpeó. Probablemente eso era exactamente lo que él estaba haciendo, tratando de jugar amable simplemente por diversión
-No tonta humana- dijo Theo -Oh espera, supongo que ya no puedo llamarte así, ¿eh?. Pero no, no lo estoy haciendo para matarte. Sólo lo estoy haciendo para que Fred crea que sigo odiando tus agallas, lo que por cierto, sigo haciendo- gruñó en mi oído e hice una mueca mientras vi su brazo moverse.
―¡Emma! ¡Despierta!
Oí a Fred, pero era demasiado tarde. No habia nada que hacer. Espere por el pinchazo y el dolor de las tijeras en mi pecho, pero no sentí nada mas que el tirón de la mano de Theo en mi cabello.
―¡Escúchame! ¡Despierta ahora, Emma!
Entonces oí una tijeretada. Di un grito ahogado despierta en la silla y vi a Fred sentado a mi lado, con la preocupación grabada en su cara.
―¿Emma?
―Theo ―grazne.
―Lo se. Te quedaste dormida en la silla ―me reprendió suavemente―. ¿Te hirió? ¿Qué paso? ―pregunto mientras me miraba.
―No lo se, me dijo algunas cosas y luego regreso con unas tijeras y ―Me senté y mechones y hebras de mi cabello cayeron alrededor de mis hombros. Me di cuenta de lo que habia hecho con esas tijeras. ¡El bastardo me corto el cabello! ―¡Corto mi cabello!
Sentí a Fred escarbar en mi mente, viendo a Theo.
―¿Porqué diablos hizo eso? ―pregunto Fred vehemente, sabiendo exactamente lo que habia ocurrido.
―Es un imbécil demente, por eso ―Levente las hebras en mis hombros y sentí el pelo todavía en mi cabeza con temblorosos dedos al sentirlo cortado sobre mis hombros. Sentí una repentina perdida. Quería llorar, pero vaya, solo era cabello... ¿correcto? ―Corto mi cabello ―repetí en voz baja.
Fred hizo una mueca y me puso debajo de sus hombros.
―Lo siento. Vamos a subir las escaleras y vestirte antes de que Jackson salga de la ducha. Luego te llevare a la peluquería de la esquina y veremos si lo pueden arreglar ¿si?
Froto mi hombro, la ducha de hebras de cabello alrededor de nosotros mientras lo hacia hice una mueca de dolor como si fuera doloroso.
―Si, esta bien.
Al mismo tiempo que me levantaba de la silla, Adam dio vuelta a la esquina. ¡Ugh! ¿No podía haber esperado cinco segundos?
―Emma ¿Qué diablos?
―Theo ―explico Fred―, ahora muévete ―ladro.
―¿Pero pensé que solo podía entrar en un sueño?
―Me quede dormida. Fue mi culpa. ―dije en voz baja.
―No, no lo fue ―contradijo Fred―. Soy el que te dijo que no podía llegar cuando estabas tan lejos. Te sentiste a salvo. Fue mi culpa que bajaras la guardia.
―¿Pero porque te corto el cabello? ―me pregunto Liam, mirándome con atención―. ¿Qué con eso?
―Me dijo algunas cosas. Me conto algunas cosas sobre Sikes. Luego dijo que tenia que hacerme algo malo así Fred ―Levante la mirada a Fred y le sonreí con tristeza―. Asi no pensarías que él se ha vuelto blando.
―Podria matarlo ―gruño, apretando su agarre sobre mi―. Lo que ese pequeño bastar ―empezó Fred con rabia pero lo detuve.
―No, no, ¿por favor? Esto es por lo que lo hizo ―Puse una de mis manos en su pecho y otra en su cuello para extraer su ira―. El sabia que te volverías loco cuando me vieras y harías algo loco. ¿Por favor?
Respiro hondo visiblemente y oí murmurar a Adam mientras se alejaba. ―Voy a limpiar la silla antes de que Jackson la vea.
―Esta bien ―dijo bruscamente Fred―. Vamos, tienes que tomar una ducha y lavar todo fuera antes de irnos.
―Esta bien.
Lo deje llevarme a cuestas arriba mientras yo conscientemente acariciaba las hebras fibrosas que me quedaban en la cabeza. Una vez que llegamos a la habitación del segundo piso él puso mi mano lejos.
―Oye, estará bien. Lo arreglaremos. No seas conciente a mi alrededor.
Mire en el espejo del pasillo e hice una mueca al desorden de mi cabeza. ―Oh mi...
―Esta bien ―Me dio la vuelta, así no me vería mas―. Vamos. Cuanto antes te duches, mas pronto nos iremos.
Tiro de mi camisa por encima de mi cabeza y me dirigió a la enorme ducha con mi traje de baño puesto. Puso el agua para mí y cerro la puerta de vidrio de la ducha.
―Iré a vestirme. ―dijo.
―Esta bien.
Seguí tirando puñados de cabello a medida que dejaba el agua lavar sobre mí. Me quite el traje de baño y lave lo que quedaba de mi cabello. Se sentía tan diferente. Nunca habia usado mi cabello corto antes, nunca. Se sentía mal. Lo odiaba. Sabia que no habia manera de tenerlo bien otra vez sin tener que tomar mas para nivelarlo. Estaba tan furiosa que me puse a llorar, lagrimas de rabia calientes. Era tan estúpido llorar por el cabello, pero era ¡mi cabello! Habia estado unida a él, ¡literalmente!
Me senté en el suelo con las rodillas hacia arriba y deje que el agua cayera mientras lloriqueaba y me sentía ridícula. Después de unos minutos, Fred entro. No lo oí o vi. Solo lo sentí y sabía que estaba allí.
―Bebe ―me tranquilizo el y se apoyó en la puerta de cristal glaseado, su silueta lo mostro con su mano contra el vidrio―. No llores. Estarás bien y no eres estúpida ―Me habia estado leyendo y oyendo mi diatriba interna. Me sentí aun peor―. Estas lista, vamos. Conseguiremos que se ocupen de eso, ahora mismo.
Abrió la puerta y sostuvo una toalla grande y negra en sus manos. Sus ojos se encontraban cerrados. Sonreí a mi pesar.
―Lindo ―murmure―, ¿pero no me has visto ya desnuda?
Se asomo y vio que estaba de pie. Me miro sobre la toalla que el seguía sosteniendo.
―Si, y la memoria estará grabada en mi mente para toda la vida. Prefiero no verte otra vez hasta que estemos listos ―Sabia lo que quería decir con listos―. Estoy tratando de ser un caballero ―bromeo y sacudió la toalla para llamar mi atención enfocándome el ella.
―Oh, lo siento ―me volví y lo deje envolverme en ella―. ¿Asi que no quieres verme desnuda? ―pregunte cuando me di la vuelta.
Eso me pareció algo extraño.
―Por supuesto que si. No empieces con tus inseguridades de chica conmigo, Emma Masters ―Sonrió, una sonrisa real―. Solo no quiero la tentación. Me has visto antes, esta mañana... y eso era cuando estabas en traje de baño.
Me sonroje, recordando la expresión en su rostro.
―Lamento que sea incomodo para ti.
―Esta bien. Solo me aguantare, de alguna manera.
Me reí para mis adentros mientras iba a la gran cama y abría mi equipaje, tomando algo. Me vi la vuelta para encontrarme con que se habia ido y la puerta se cerraba, así que me vestí rápidamente y baje las escaleras. No mire en el espejo del vestíbulo. No quería ver como me veía.
Me concentre en Jackson y vi en su mente que se estaba afeitando, así que rápidamente me dirigí escaleras abajo donde Fred me esperaba al final, siempre esperando por mí.
―¿Estas seguro de que pueden arreglarlo? ―pregunte mientras lo alcanzaba y él ponía una gorra de beisbol azul de los Titanes de Tennessee sobre mi cabeza.
―¿Quién arreglara que? ―pregunto Adam mientras se acercaba de la cocina y me miraba.
Mierda, mira eso, esto apesta. Estará arruinada por el resto del verano.
―Adam ―grito Fred, leyendo sus pensamientos mientras yo los leía―. Hombre, cállate.
―Lo siento ―grito de regreso y se encogió inocentemente de hombros―. No lo dije en voz alta así que debe de contar para algo.
―No lo hace. Mantén a Jackson ocupado mientras nos vamos.
―¿A dónde van? ―pregunto Adam mientras mordía una manzana verde y le hice una mueca en cuanto pensó sobre lo agria que sabia.
Podria sentir mi propia mandíbula cerrándose con ella. Raro.
―El salón esta a la vuelta de la esquina. Mi mama lo usa cuando esta aquí. Ellos deben ser buenos.
Espero que sean realmente buenos, murmuro Adam en su mente mientras se giraba para volver a su madriguera para terminar su juego de Halo.
―Adam. Si no te callas...
―Esta bien ―dije con una mano en el brazo de Fred para detenerlo―. Vámonos.
Me llevo al Jeep, murmurando por lo bajo. Llegamos al salón y se veía elegante. Mucho mas elegante que cualquier cosa que habia estado y me sentí mal vestida. Fred me abrió la puerta y mentalmente me centre en el para no ser abrumada cuando entramos al salón. Me miro como diciendo '¿lista?' Asentí con la cabeza y nos dirigimos hacia las grandes puertas de cristal.
―Hola ―dijo Fred a la recepcionista, que era elegante en sus gafas de montura de alambre y su sacudido peinado en un tono n***o.
Fred empezó a derramar nuestra situación, pero ella me echo un vistazo y se quedo sin aliento.
―Oh, no ¿tu hermano te hizo eso? Mi hermano cortó mi cola de caballo cuando tenia dieciséis y yo estaba tan devastada. ¡Pero maldito si no me corte toda la parte de atrás cuando me hice mayor! ¡Ja! ―Se paro y se acercó al mostrador―. Déjalo fuera. Vamos a echarle un vistazo.
Me saque la gorra de mala gana de su lugar y me estremecí ante al avalancha de pensamientos afines de muchos otros, así como de nuestra ansiosa recepcionista.
―Oh, cariño, el hizo un numero en ti ―Miro a Fred y entrecerró los ojos―. ¿Es este el único?
―No. Era... no importa. ¿Pueden arreglarlo?
―Claro que podemos, cariño. Síganme. Se necesita tratamiento VIP después de lo que has pasado.
―Um...solo el tratamiento regular estará bien. ―le dije preguntándome cuanto costaría el acrónimo VIP seria levantar el proyecto de ley.
―Dale VIP ―dijo Fred y me regaño internamente.
Tienes que dejar de pensar en los signos de dólar. No es importante para mí.
―Bueno, entonces ―comenzó de nuevo, sin decirme nada―. Vamos a situarte. Sugar Daddy* puede pasar el rato en la sala de espera. ―dijo apuntando por donde ir.
*Se refiere a Fred como Sugar Daddy. Es un hombre viejo que sale con una mujer usualmente joven y le da un montón de regalos y dinero como un padre da a su hija. Usualmente lo hace en retribución a compañerismo o favores sexuales.
Él sonrió y agito una mano en saludo hacia mi mientras ella me tiraba lejos entrelazando su brazo con el mio.
―Pero él no es mi―
―Oh, esta bien, cariño. Esto es California. Todo el mundo tiene uno y los que no lo tienen desearían hacerlo.