Me despedí de ambos agradeciéndoles y disculpandome porque, el día siguiente, no asistiría por unas diligencias, la verdad no tenía nada que hacer, pero no quería ver a Pet a solas, al menos hasta que mi mente se centrase un poco. Era mi amigo, una especie de amor-odio el que sentía por él dado que no era en exactitud santo de mi devoción, pero, ¿A quién engaño? El tipo estaba muy bueno y teníamos una chispa intensa entre ambos que sin duda nunca había vivido con alguien. Llegué y al cerrar la puerta fui a dame una larga ducha, preparé la tina a último momento y mientras ponía música en mi celular, cerré mis ojos, llenándome de la espuma olor a vainilla que había comprado. Con los ojos cerrados pensé en varias cosas y en nada a la vez, y cuando sentí con emoción la letra de una canción