Capitulo Uno

2068 Words
Mary De nuevo vamos de camino a la casa de la familia de Tom, tuvimos que haber llegado hace varios días, pero la llamada de Fernando pidiendo ayuda para rescatar a Celin nos tomó por sorpresa y no pudimos negarnos, tiempo para conocer a la familia de mi novio es lo que nos sobra, en cambio, ella tenía los minutos contados y por suerte Tom y sus amigos pudieron salvarla aunque yo también puse mi granito de arena en su rescate. Me aterra conocer a esas personas, no por lo que puedan decir de mí, eso me da igual, hace mucho que aprendí a no escuchar lo que otros opinen de mí mientras yo sepa quién soy y el hombre a mi lado me ame es más que suficiente. Mi temor es por él, se alejó hace mucho tiempo de ellos, no conozco los motivos que tuvo para hacerlo, pero sé que es algo que le duele internamente. —Casi llegamos amor —dice sujetando mi mano fuertemente. —Estoy ansiosa, ¿Crees que se alegren por nosotros? —pregunto con verdadera ansiedad. —Recuerda que solo hemos venido para que los conozcas, lo que ellos crean o piensen no nos debe de importar —eso solo me indica que fue algo muy fuerte lo que lo llevo a irse hace tanto tiempo. —No debimos venir —digo—. Tú saliste de aquí por alguna razón que no me has querido decir y volver con la excusa de presentarme con ellos, es tu manera de buscar aprobación de su parte y que lo que ocurrió se olvide con mi presencia en tu vida —alego sintiéndome molesta. Suelto su mano para abrazarme a mí misma, ahora me siento utilizada y estafada, no dudo de su amor, pero sí de su motivo para venir hasta aquí. No veo la necesidad de una familia que visiblemente no lo quiere y que sea lo que sea que sucedió aún no lo perdonan. Detiene el auto a un lado de la carretera y se gira en el asiento para quedar relativamente de frente a mí. —No es aprobación sobre nuestra relación ni de ningún tipo, simplemente quiero que los conozcas y saber si podemos volver hacer la familia que fuimos, tú me diste la fuerza para tomar la decisión de volver —dice susurrante—. Si todo sigue como antes no importa, tenemos una familia a la que volver —termina, siento la tristeza de sus palabras, simula que no le importa, pero yo sé que sí, puedo sentirlo. Toma mi mano entre la suya y deja un beso en el dorso de la misma, mientras que con su otra mano me hace girar la cara hacia él, su mirada transparentes deja ver el cúmulo de emociones que se desatan en su interior. —No puedo hacerlo solo, te necesito, tú eres mi fuerza, quien logra hasta lo imposible en mí —declara con sinceridad. —No he dicho que te dejaré solo, pero me gustaría que fueses más abierto conmigo y me contaras que es fue lo que sucedió entre tu familia y tú —alego sabiendo que no lograré que hable. —Te diré todo, pero luego ahora tenemos que llegar —sabía que me evadiría, como siempre lo hace. Ni siquiera sus amigos saben nada de él, solo que les deja saber. Para nada me agrada esta situación, sé que tiene derecho a tener su espacio, pero somos una pareja y entre nosotros tiene que haber confianza y comunicación, no puedo estarme sintiendo a la deriva por no saber cómo reaccionar en cualquier situación, además de que soy la persona con la que él debe de contar para que le apoye. —Está bien, pero que te quede claro que si no hablamos pronto sobre esto tendré que reflexionar sobre esta relación, no me gusta sentirme perdida y es así como me he estado sintiendo últimamente —un truco de la vieja escuela, nunca dejaría al hombre que amo no por una nimiedad que se resuelve conversando. Solo acelero las cosas para que nada me coja por sorpresa, de pronto el paisaje cambia haciendo que me olvide por un momento de mis propios pensamientos. Una enorme verja se abre y nos da paso a una camino sembrado de eucalipto en ambos lados, llegamos a una inmensa mansión estilo victoriano, hermosa y sofisticada, parece la casa de verano de la reina de Inglaterra. Tom detiene el auto justo al frente a la puerta y se baja, lo rodea y me abre la puerta para que descienda, ¿Esto es lo que me ocultaba? Que su familia es adinerada, él ya había avisado de nuestra llegada con anterioridad, por lo que la puerta es abierta y en esta una mujer madura, pero bien conservada se asoma. Desde su sitio me ofrece una mirada para nada agradable cuando nota que Tom lleva mi mano en la suya, subimos los cinco escalones que nos separan de la puerta hasta el descanso donde ambas nos miramos desafiantes. Mi asombro por descubrir el estatus social de mi novio queda en segundo plano cuando me veo medida por la arrogancia de la mujer frente a mí. Su mirada se desvía y se suaviza cuando la pone sobre Tom. —Gracias, mamá —se fusionan en un abrazo que dura hasta que alguien más se asoma a la puerta. —Vine a ver porque no has dejado entrar a nuestro hijo —habla quien supongo es el padre de Tom, pero se queda callado al verme —. Mujer, déjalo que lo vas a asfixiar —declara ganándose una mirada de reproche. —Papá —saluda Tom con un apretón de mano y un abrazo un poco más corto—. Les presento a Mary, mi prometida —¿Perdón? ¿En qué momento me convertí en su prometida? —Mucho gusto —extiendo la mano esperando que alguna la tome, pero es Tom quien de nuevo la toma entre sus manos. —Creo que no debí volver —decreta endureciendo el gesto. —No, disculpa hijo… es que… dijiste prometida y fue muy impactante, por teléfono no me comentaste nada sobre alguna novia —explica la madre de mi novio, pero no le creo nada. —Es cierto, todavía estoy procesando tus palabras —declara el padre apoyando a la bruja de su mujer. —No le veo lo complicado a entender que soy la prometida de su hijo —no sé en que momento pase de novia a prometida, pero me gusta el título. —Mejor vayamos adentro y así conversamos mejor, ustedes están cansados del viaje y deben de venir hambrientos —concilia el viejo alcahuete. —Quizás lo mejor sea que nos quedemos en un hotel, Tom amor ¿Qué opinas? —cuestiono viendo la mala disposición de mi suegra para que yo entre en su casa. —No, tienen que quedarse aquí. Esta es tu cada hijo —balbucea la vieja. —Vamos a quedarnos hoy y si no te gusta te prometo que buscamos un hotel —responde Tom dirigiéndose a mí. —O nos vamos a nuestra casa —puntualizo. No pienso permitir que quieran pasar por sobre mí. Entramos a la sala de estar en donde nos sirven unas bebidas refrescantes y botanas, en lo que mi novio conversa un poco con sus progenitores, soy poco partícipe de su conversación más por evitar una guerra que por temor, sin embargo, escucho atenta cada palabra. Para mañana prepararán una comida donde estén presente los hermanos de Tom y celebrar juntos su regreso, en todo momento evitan tocar el tema sobre mi presencia. . —A Mary y a mí nos dará gusto estar mañana y que todos celebren junto a nosotros nuestro compromiso —dice Tom en un momento de felicidad genuina. A veces mi novio peca de ingenuo, quizás extraña a su familia y nove lo que realmente está sucediendo en este momento, sus padres yo no les agrado para nada sin importar que me hayan dado la mano después o que me hayan dedicado un par de palabras amables, no les agrado y punto. —¿Y de qué familia es ella? —ahora entiendo todo, mi ira empieza a aumentar a niveles nunca antes visto por el hombre. —Eso no importa mamá, lo único que debe importar es que nos amamos —contesta Tom. —Entonces eso significa que es una… —¿Una qué señora? ¿Una mujer humilde? Pues permítame, si, si lo soy y prefiero seguir siéndolo a tener que ser una arpía estirada como usted —exploto ante sus deseos de humillarme—. Me largo ahora mismo de este lugar, Tom —decreto. —Fue un error venir a presentarles a la mujer con la que me casaré, me doy cuenta de que todo sigue igual —toma mi mano y nos encaminamos a la salida. —Espera hijo —la voz de su padre nos detiene—. Quédate, te prometo que nadie hará sentir incomoda a tu novia —pide. La mano de Tom se cierra con fuerza en la mía, le duele estar aquí y sentirse traicionado, se debate entre su familia y yo. —Espero que por su hijo y por el bien de su familia cumpla con su palabra —accedo pensando en el hombre que amo—. ¿Me indica donde puedo descansar? Estoy agotada del viaje —exijo. —Vamos, yo te llevaré —Tom me conduce hasta una de las habitaciones, al entrar enseguida me doy cuenta de que es su antigua habitación. —Necesito que me digas que más puedo esperar de tu mamá —le pido estando a solas con él. —Ella quería que me casara con una mujer proveniente de una familia con dinero —empieza su relato—. Estuvimos saliendo por un tiempo, pero nunca logre sentir nada por ella, a veces solía ser tan superficial que termine por marcharme sin decirle a nadie. Un día solo tomé una mochila, metí algunas cosas y salir por esa puerta con la intención de nunca más volver —suspira ruidosamente—. Mis padres son como te has dado cuenta, interesados, se fijan en tus cuentas bancarias y en tu estatus social y si tú no aportas un buen apellido ni riquezas entonces no eres digna, pero a mí esas cosas no me interesan, yo te amo por lo que eres. —¿Cómo te hiciste militar? —pregunto. —Quería viajar por el mundo, pero al irme de aquí renuncie al dinero de mis padres, así que me enliste, estuve en muchos lugares de misión, ayude a muchas personas y mate a otras. Entrene duramente para ser el mejor en lo que hacía, hice amistades leales con los que realizaba trabajos especiales dentro de la fuerza, hoy en día los siento más mi familia que esta que llevan mi misma sangre —ahora entiendo un poco su temor a volver. —¿Y qué sucedió con tu novia? ¿Seguiste viéndola? —cuestiono. —No, no la amaba ni la amaría nunca. Yo buscaba realidad y ella solo vivía de fantasía —bueno, al menos sé que soy su único amor y me ama tanto que me ha instruido en cómo cuidarme. Tom me ha enseñado combate cuerpo a cuerpo y a usar armar, siempre me dice que si algo sucede y me atacan podré defenderme si él no está. Me ha puesto en condiciones extremas en la que no solamente la fortaleza del cuerpo es lo que cuenta, sino la mental, Stuart y Maxwell probaron mi destreza en un entrenamiento de combate, no soy la mejor, pero sí que les di batalla, —Esa es tu estrategia, cansarlos mientras te reservas tu energía para dar el golpe final —suele decirme Tom, cada vez que entrenamos. Hoy en día se manejó de armar y puedo ensamblarla en menos de cinco segundos sin perder el objetivo de vista, estoy preparada para disparos a larga distancia y a como ocultarme no solo en las sombras, sino a simple vista también. Hemos jurado que nunca caeremos en chantajes si el instrumento a utilizar es alguno de nosotros y rezo porque ese día nunca llegue, no sé si tendría el corazón frío como para dejarlo morir.
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