Tom
Estaba seguro de que la dichosa fiesta era con la única intención de hacer quedar mal a Mary delante de todos sin saber que ella sabe cómo defenderse por sí sola, me he ocupado de afilar su carácter, sigue siendo la mujer de la que me enamore solamente que en su mirada ya no hay tristeza, sino un amor tan inmenso que me hace sentir indefenso cada vez que me mira. Y aunque quisiera mantenerla en una burbuja de cristal para que nada le suceda, la verdad es que tengo que estar consciente de que lo que hago para vivir puede tener consecuencias que le afecten a ella o a su vida.
Por eso mismo la he convertido en una máquina de pelea, un día puede necesitar que la protejan y si yo no estoy a su lado entonces los dos moriremos, porque si de algo estoy seguro es que si ella no está en este mundo así sea alejada de mí yo no quiero vivir, la cara escandalizada de los chicos al verla golpeada y llena de moretones, sonrío al recordar como la hermana de Alexander se me lanzo encima golpeándome y acusándome de animal antes de que le explicáramos que era lo que sucedía.
Es obvio que podía evitar hacerle moretones, pero es necesario que ella aprenda a asimilar la fuerza de un hombre, yo puedo darle golpes suaves a los que ella se adapte, pero en una situación real cuando comprueben que se sabe defender no tendrán ningún escrúpulo a la hora de darle un golpe, y lo mejor es que sea yo quien lo haga y le muestre hasta donde puede soportar, además siempre cuidaba de no lastimarla internamente, el día en el que me di cuenta de que ya no había que seguir enseñándole a pelear fue el día que después de presionarla tanto verbalmente me hizo tragar polvo enviándome al piso con una patada que por poco me parte la quijada.
Desperté en la cama sin saber lo que había sucedido y si no es porque Zack, como siempre, estaba grabando y me mostró el momento exacto en el que ella saltó y giro en el aire extendiendo la pierna impactando con destreza su pie en mi cara yo habría jurado que uno de mis amigos fue quien le ayudo. Desde entonces, salir a correr y entrenar se ha convertido en nuestra rutina, sigue aprendiendo sobre armas y explosivos, aunque ya sabe manejar mediamente algunas.
Mary se remueve en la cama buscando mi cuerpo, me acerco a ella para que me abrace, no quiero que se despierte y se desvele conmigo. No dejo de pensar en el evidente miedo que siente mi madre por el padre de Jocelyn, tengo que investigar a qué se refiere con que no son lo que aparentan ser y sobre todo investigar porque el interés de que yo me case con ella. Stuart sería el ideal para ayudarme en esto rápidamente, pero en este momento se encuentra en algo muy importante para él y no quiero ser una piedra en su zapato, además sea lo que sea que me están ocultando, puedo manejarlo yo solo, un delincuente más no me sorprendería que de eso se trate lo que si tengo que estar es alerta con respecto a Mary, van a querer utilizarla en mi contra, pero confío en que ella en vez de una carga sea una ventaja.
―Eres dulce e inocente y eso es una de tus ventajas, nadie se espera que una mujer con un rostro de ángel sepa cómo defenderse ―le digo mientras la observo en la prensa cargando noventa kilos de peso, es importante que tengo fuerza en sus músculos y aunque en un principio le costaba ahora es capaz de levantar eso y más.
―No, puedo, es mucho ―chilla cuando baja e intenta subir una vez más.
―Vamos, una más y terminas, claro que si puedes mi amor ―le digo orgulloso de que no se dé por vencida y consiga levantar el peso con sus piernas.
Deja caer los varazos a los lados aliviada por haber acabado con la rutina de piernas de este día.
―Necesito que tus músculos estén fuertes, que tengas suficiente masa muscular en tu cuerpo para resistir los golpes, necesito que seas más resistente, no siempre estaré a tu lado y tengo que sentirme confiado y seguro de que no serás una preocupación, sino que me darás todo el tiempo que necesite para llegar a donde estés, si tú lo haces entonces nos salvarás a los dos ―le digo cuando se ha puesto de pie.
Sus ojos se llenan de lágrimas, pero es importante que entienda que no es que ella signifique una carga para mí, porque nunca lo será, pero es importante que ella sepa como preservar su vida, que su instinto de supervivencia este alerta en todo momento.
―Te prometo que voy a hacer todo lo que me pidas, y voy a ser fuerte por los dos, pero nunca me dejes esperándote, no importa si llegas tarde ―dice con la mirada acuosa.
―Ya podemos descansar por hoy, el cuerpo también necesita reposo ―la consuelo en medio de un abrazo en el que la apego más a mi cuerpo, los dos estamos empapados en sudor y olemos medio apestosos―. Vayamos a comer algo por ahí, pero primero entremos al baño, no creo que nos dejen entrar en ningún lugar, así ―digo y se ríe.
Ese es el sonido que más amo en el mundo y le vendería mi alma al diablo si con eso consigo no dejar de escucharlo nunca.
―¿Qué haces despierto? ―dos grandes luceros me observan con detenimiento mientras sigo soñando despierto y me hacen reaccionar.
―¿Qué haces tú despierta? Porque que yo sepa no he hecho nada para despertarte, ni siquiera me levante dela cama ―replico. Odia que la deje sola en la cama y cuando no me siente se levanta enseguida y empieza a deambular por toda la casa hasta que me consigue.
―Bueno… estaba teniendo un sueño de los más… ―murmura tímida.
―Puedo intentar hacer que tu sueño se haga realidad, si es lo que deseas ―digo levantando su cara colocando un dedo en su mentón.
Sus mejillas se tiñen de rojo, algo que adoro que haga, no importa cuánto tiempo tengamos juntos, ni las veces que hayamos hecho el amor, ni que sea una experta en seducción, siempre que se despierta con ganas sucede lo mismo, se convierte en una niña dulce e inocente.
―Por favor ―susurra con los ojos puestos sobre los míos.
Sonrío de medio lado antes de bajar la cara y unir mis labios a los de ella en un beso, suave y delicado a medida que la vuelvo a tumbar sobre la cama y me acomodo a su lado sin dejar de besarla, deslizo mi mano libre por sobre la piel fría de su brazo provocando que se estremezca al sentir el calor de mi palma, intensifico el beso pidiéndole permiso para meter mi lengua en su húmeda cavidad acariciando su labio inferior con ella. Me da acceso enredando la suya con la mía en una lucha por el control, sin embargo, cede cuando mi mano llega a su seno y lo acaricia por sobre la tela de la blusa de su pijama.
Gime dentro de mi boca activando las descargas eléctricas de mi cuerpo que se empieza a despertar y salir de su letargo para ir al encuentro de su dueña, me subo sobre ella a horcajadas y cortando el contacto de nuestros labios, aprovecha para llevar aire a sus pulmones, los ojos le brillan, mi pequeña y mortal perversa, levanto su blusa y la saco por sobre la cabeza dejando sus senos al aire, perfecto y jugosos para mi paladar, los tomos entre mis manos y los acaricio haciendo rodar los pezones entre mis dedos, cierra los ojos y echa la cabeza hacia atrás entregándose a las sensaciones que se desatan en su interior, ella es perfecta en cualquier sentido, se entrega con la misma pasión a todo lo que se propone a hacer e incluso cuando se entrega a mí como en este momento.
Me propongo provocarla hasta llevarla al borde, jugar con su cuerpo al nivel de que ya no soporte más y las paredes del hotel retumben con el eco de sus gritos, muy poco me importa si nos escuchan mientras ella se encuentra saciada por mis caricias. Deslizo una de mis manos hacia su intimidad metiéndola debajo de su ropa interior hasta encontrar la humedad de su cuerpo, gime más duro cuando siente la intromisión de mis dedos dentro de ella a la vez que arquea la espalda. Retiro mis manos de su cuerpo y me bajo de la cama para terminar de desvestirla, aunque lo único que todavía le queda puesto es unas diminutas bragas.