La celebración de Asha era una enorme fiesta. El club estaba repleto de personas que encontró en varios lugares, además de los hombres con los que contaba y las invitaciones especiales de algunas personas que estuvieron con ella desde el principio. Había varias secciones, tubos que brillaban al contacto de las manos, una barra flotante de neón, hombres colgando del techo en círculos transparentes, un dj humanoide que no movía ni un músculo y era bastante aterrador. Había muchísimo licor, mujeres con máscaras, hombres con finas prendas que apenas cubrían su entrepierna, y muchísimos billetes arrojados sobre el escenario de las strippers. La perdición, lujuria, pecado e inmoralidad, reinaba entre los invitados que por obligación debían portar antifaz. La ropa se les era quitada en la entrada