Capítulo XV XVEl señor Tarrant, no obstante, mantuvo un ojo puesto en esa dirección; fue solemnemente cortés con la señorita Chancellor; en la mesa le pasó una y otra vez los platos y se aventuró a declarar que la fritura de manzana era excelente; pero, fuera de esto, no hizo ninguna otra alusión a temas triviales, habló de la regeneración de la humanidad y de la esperanza que tenía de que la señorita Birdseye celebrara otra de sus deliciosas reuniones. En relación a este punto explicó que no era por querer nuevamente presentar a su hija ante una asamblea, sino solo porque en tales ocasiones se producía un valioso intercambio de ideas estimulantes, un contacto entre mente y mente. Si Verena podía contribuir con algo sugestivo a la resolución de los problemas sociales, ya se presentaría la