Solo me la paso cuestionándome del porque no pasó todo esto en mi relación, cuando no estaba tan apegada.
—¿Tienes a dónde ir? Emma te conozco y tu orgullo no te dejará buscar ayuda de tus padres, ellos se vendrán sobre mí por no ser suficiente ¡quédate! si te quieres divorciar te lo concederé, pero este hogar es de los dos. —Entrecierra sus ojos, noto de inmediato que en la cuerda floja que está ahora, se resaltan mucho más sus debilidades.
—Ya tengo un lugar. —Desvío mi mirada de la suya.
—Emma —pronuncia mi nombre, se me viene a la memoria cuando dio el sí en el altar, todos los votos que salieron de su boca, fueron por aparentar.
—¿Qué? —grito con mi voz entrecortada, todo me desestabiliza y tenerlo a unos pocos pasos no sé si es lo adecuado.
—Esos papeles… ¡Escúchame! —me dice, mientras le doy la espalda, para ignorar más explicaciones sin sentido de su ambición, yo siendo la presa para conseguir más.
—Puedes entrar a la mujer que se te antoje, recuerda que eres soltero, la casa queda a tu disposición. —Agarro con mi mano un retrato, lo acuesto sobre la mesa boca abajo, ocultando la imagen de pareja, creí que tendría más suerte que mis padres, pero veo que no.
—¿Te vas con tu amante? —él se exalta, su rostro se torna morado, y no me afecta. Empezaré una nueva vida, donde posiblemente no lo vuelva a ver después del divorcio.
—No, Adam déjame en paz, vine por mis cosas para poder largarme de este lugar. —Abro mi maleta y empiezo a empacar la ropa, él con sus ojos lagrimosos, junta sus manos para suplicarme otra vez, tal parece que no se rinde, solo pido que compare todo el amor tan fugaz que le brinde con sus nuevas aventuras.
—Me permites ayudarte, para que pidas un taxi. —La caballerosidad que me está mostrando es para quedar bien, Adam no es así, es muy tarde.
—Prefiero hacerlo sola, será menos incómodo. —Arrastró las llantas de la maleta por el suelo hasta llegar a la puerta, abro y Derek me sonríe, unos pocos segundos después sale Adam, me siento como si me ahogara con mi propio aire.
—De todos los hombres que existen te fijaste en él, ¿Emma por qué me haces esto? esté infeliz está muerto de la dicha… No cante tanta victoria Derek ella no aguantara a su lado, cuando hay amor la maldad no puede entrar. —Sus miradas producen tensión, es obvio que lo ve como un rival.
—Soy suficiente para cualquier mujer, en especial para Emma. Entre a su casa Adam no es tan entretenido que se esté humillando, me da pesar y para que se tranquilice le informó, ella no tiene nada conmigo solo somos unos amigos muy cercanos y ahora mucho más.
—Esto me asombra —dice Adam.
—Le juro que la voy a conquistar porque siempre he estado enamorado, olvida que a usted no le importo de los sentimientos que yo le había compartido, por el contrario, ligar le produjo adrenalina y se casaron, sin embargo, la engaño ella debe darse cuenta que usted aparte de ser un mal amigo, es muy mal esposo —Derek levanta la voz, tiene tanto rencor, no sabía que él se había fijado de primeras en mí, quizás mi destino sería más alegre, más diferente.
—¿Esta tan dolido?, simplemente es un idiota, su amistad es lo último importante, pero ella es solo mía, entiéndalo o quiere que se lo explique más cerca. —Adam saca su pecho y con el empuja a Derek, levanta su mano empuñada y le golpea el rostro, Derek cae al suelo con su nariz regando sangre, me agacho a ayudarlo a colocar de pie.
—¡Eres un patán! contrólate lo lastimaste —gritó, sacó un pañuelo y le limpio su nariz, Adam baja su mirada y aprieta sus párpados.
—Entonces vuelve —es la primera respuesta que haya Adam, tengo que contenerme, y hacerlo ver que yo si tengo dignidad la Emma amorosa no va existir ya, ahora pienso sin incluir mis sentimientos.
—No, es lo que menos deseo —habló suavemente, Derek entrelaza su mano en la mía y me lleva hacia el auto luego de levantarse, abro la puerta y Adam grita despedazando su ser.
—Aquí, voy a estar esperándote. —Adam tapa con sus manos su rostro, para no verme y Derek sin pensarlo maneja muy acelerado.
—¡Para ya! —gritó, Derek frena en seco, nuestro cuerpo apenas se mueve quedando inclinado hacia adelante.
—Perdóname, temía que te arrepentirás y vuelvas con él —me dice, con su rostro abochornado, jamás había notado que Derek dejara esa autoridad por la que todas las personas terminan por respetarlo.
—Solo dame un abrazo. —Lo solicito ya que me ayudara. Él abre sus brazos y me recuesto sobre su hombro, esto me da más fuerzas, me despego y abro la ventana para que todo el viento se estrelle con mi rostro, él continúa manejando y llegamos a su casa.
El ambiente es distinto este no me hace sentir acompañada, pero tampoco con la soledad que me enseñe a vivir. Todo me hizo reflexionar en lo que me falta, porque el hombre que desee estar a mi lado debe por supuesto ganarlo.
La mujer que manejan con un solo dedo no va existir nunca más; Derek toca la puerta, me asustaría sorprenderme con que vive con alguien más, ser un obstáculo para dañar una familia no va conmigo, se lo que significa estar enamorada y además esperar con ansias al esposo sin saber cuando se está revolcando o no con una sinvergüenza.
Abre la puerta la señora del servicio, ella me observa como si le molestará mi presencia, no logro descifrar porque si en realidad jamás me ha visto, tal vez existió hace poco una mujer que marcó mucho a Derek, solo espero encontrar paz.