Capítulo 2: Confundida

1074 Words
Ya me estoy empezando a alterar, estar aguantando esa verdad ya me terminó haciendo ver el completo fin, que los dos lo necesitamos, enterarme de más mentiras no me sorprendería luego de esto, ya no regresare a ser la misma mujer. —¿Y vives siempre así con los ojos bien abiertos? pero viendo solo lo que quieres. Adam dime con toda la sinceridad ¿Qué es lo que me estás ocultando? Esta es la oportunidad que te ofrezco para que seas honesto —hablo siendo directa, él me voltea sus ojos, aparentemente le fastidia que yo le salga un paso adelante. —Estoy muy cansado, acuéstate y deja de perder más tiempo ¿Cómo debo complacerte? —se expresa con frialdad, no está dispuesto a nada que le haga modificar sus planes, solo me da pañitos de agua tibia para que no lo mortifique. —¿Qué clase de secreto me guardas? Adam quiero escucharlo de ti, así me rompa en mil pedazos, no vale de nada continuar con este teatro de los enamorados, porque eso es lo menos verdadero ¡ya se todo! —El dolor me hace guardar silencio, y la decisión es la que más me genera enredos en mi cabeza. La verdad me enamoro todo de él, no solo fue lo físico, su cuerpo tan atlético, tantas horas en el gimnasio que dan un resultado, tiene la altura que hace ver a un hombre mucho más interesante, su tono de piel trigueña, sus ojos color café claro que me embarcaron de cabeza en esta aventura, de la que pensé que no iba a querer salir nunca, sin contar con esos labios carnosos que aún me impulsan a devorarlos a besos, tal vez fue todo es mi culpa por tener tanta credulidad hacia un hombre. —No existe algo, estás buscando un motivo para justificar que nada de lo que hemos planeado se ha dado, es tu culpa, el bufete de abogados es tu prioridad, nuestro matrimonio es lo último. —Él empuña su mano y se contiene de algo que no logro entender, está suprimiendo su rabia. —Vas a continuar por el mismo camino, te ahorro las palabras, guárdatelas para que le des consuelo a lo que se te destruye, la cuestión es que te quedaba un año de sufrimiento por eso actúas con tu patanería, es que entiendo porque la pasión ha estado tan ausente, no funcionas ni sexualmente ya. —Levanto mis manos y las pongo cubriendo mi rostro, para que no vea mientras las lágrimas se escurren por mis mejillas, ellas bajan hasta llegar a mi corazón que me causa más daño, con cada palpitar a su nombre. —Emma no es lo que piensas… —Él sube la voz, el miedo lo delata, mis decisiones son cruciales para su destino, por eso no puede jugar y le conviene más continuar fingiendo amor, así nada esté plenamente su meta es lo único que maneja su mente y lo hace tambalear para mi lado. —Si ves que no me faltan argumentos, no quiero esperar más tiempo, para saber tu supuesta verdad, porque para mí es suficiente con lo que ya vi, lo siento Adam, pero vas a tener que conseguir otra mujer que esté dispuesta a continuar con tus intenciones —él busca interrumpirme. —¡Emma! —Yo no seguiré quemándome en este hielo que me transmites, porque tu falta de amor es algo imposible de llenar, sé que no te he dado todo lo que tu esperabas, claramente de ahí salen todos tus desprecios. —Me levanto de la cama, no puedo seguir teniéndolo más tiempo cerca. Doy unos pasos, agarro el álbum y se lo lanzó encima, su tono de piel se torna más pálido, sus párpados bajan hasta entrecerrar sus ojos, él se coloca de pie de inmediato y se acomoda mirándome con tristeza. —Eso fue parte del pasado y lo hice sin pensar en consecuencias, pero estoy loco por ti, eso es indudable ¡Perdóname! podemos salvar todo, estamos a tiempo para que vuelvan a revivir los momentos tan intensos, solo una oportunidad para que sepas que si estás enamorada. —Él se acerca y me agarra mi mano, la lleva hacia su pecho y la coloca ahí, esto es tan ridículo, sólo muestra lo cobarde que es por no afrontar todo lo que nos sucede, me quiere atar, y ya no me interesa, me entro al baño y me encierro escuchó como él grita, solo quiero escapar. Abro mis ojos, luego de quedarme dormida para olvidar por un instante todo, él golpea la puerta, luego de unas horas levanto mi frente y abro. Adam está acostado sobre la alfombra, se levanta y me abraza sin ninguna explicación, siento como si esta fuera la despedida a tantas ilusiones sin concluir. —¿Ya meditaste? porque sabes que me quieres ¿Verdad? Dicen que el amor duele demasiado y todo lo que vivimos no solo pueden traer sonrisas, las lágrimas son necesarias, ahí es donde entra la fuerza del amor para fortalecernos. —No me salgas con pendejadas Adam. —Emma siempre serás mía y tanto orgullo no te deja ver la salida más viable, pues te la voy a gritar, aunque te hagas la sorda ¡te amo! y esa es nuestra realidad. —Sus ojos están afligidos, solo recordar que esa sonrisa que él tanto me expresa fue la que me enamoró, y ahora ya nada será. Como le digo a mi corazón que esto solo fue algo pasajero, porque Adam no es el amor que el destino me preparo, antes me llegó con crueldad siendo yo una buena mujer. —Sí, ya sé que es lo adecuado —hablo manteniendo distancia entre los dos, él me sonríe creyendo que todo volverá a ser como ayer, aun sabiendo que todo nuestro amor se terminó de acabar, yo misma me estaba haciendo creer que era solo unos días malos, los cuales cada vez se extendieron más, hasta cerrarme la esperanza de continuar. —¿Cuál es? —Agacha su cabeza Adam, intentó tomar fuerzas para decirle lo que acabo de decidir, es que duele saber que cuando mañana despierte, no lo veré a mi lado, todos mis sueños quedan rotos; no me importa ya nada, él puede refugiarse en otros brazos, sin embargo, mi amor por él es mucho más grande que posiblemente no encuentre a nadie para amar.
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