Lunes, 2, Julio, 2035.
Iván Owen's.
Madrid, España.
El lugar se encontraba a oscura, caminaba por un pasillo, se escuchaba mis pisadas en la madera y de pronto se escuchó caer algo, llegué al cuarto donde provino el ruido, la puerta estaba medio abierta...
Con mis pequeñas manos empuje la puerta y vi una silla tirada en el suelo de madera...
Mire algo flotar, le faltaba un zapato al ángel que flotaba del techo...
— ¡Despierta!
Me senté de golpe en la cama, sentía la piel pegajosa, el pijama mojado al igual que mi oscuro cabello.
— ¿Estás bien? — miré a la niña que estaba sentada en mi cama, cabello marrón y ojos diferentes — Hermano, ¿Tuviste otra pesadilla? — negué suspirando.
— No, Abigail — asiente y se baja de la cama.
— Mamá dice que te apures, ya se hace tarde para recibir el título, ingeniero — se despide y me vuelvo acostar.
Ese sueño otra vez, es una pesadilla, todos mis sueños son una pesadilla.
Mientras me visto le contaré quién soy.
Italo Sam Iván Owen's Rivas.
Ese es mi nombre, actualmente con casi 20 años, graduado en ingeniería civil, vivo con mis padres y mis tres pequeños hermanos.
Perdí la memoria en un accidente automovilístico, por si no conté bien la historia.
No recuerdo absolutamente nada de cuando tenía 12 años, estuve en coma dos años causado por el trauma.
Pude recuperarme yendo a un fisioterapeuta pero... No logré recordar mi memoria, según los médicos es algo a corto plazo, dudo, ya han pasado 8 años.
Madre ha intentado mostrarme muchas cosas con la esperanza de recordar algo, pero simplemente no pasa o solo obtengo dolor de cabeza.
— Oh, que guapo te ves, cariño — dice entrando a mi cuarto azul marino el cual antes era verde.
Muchas cosas cambiaron desde que salí del hospital, sobre todo mi cuarto.
— Te tengo un regalo... — sonríe luego de arreglarme la corbata, sale del cuarto y vuelve — Ten...
Suspiré, otro libro más, lo tomé y lo deje en la cama, tomo la chaqueta del traje y salgo del cuarto sin antes mirarla.
— Gracias por el regalo... — salgo y me encuentro con los gemelos peleando por algo.
— ¿Para qué quieres mi libro de ciencias? — preguntó enojado Joaco.
— Para copiarte la tarea, para que más querría un libro tan... Aburrido, cerebro — respondió con obviedad Theo.
Niego y bajo las escaleras, ahí se encontraba Raúl.
— ¿Cómo es eso que vas a recibir el título y no irás a la ceremonia? — pregunta algo molesto.
— Para que ir a la ceremonia con un grupo de idiotas cuando puedo ir y retirar el papel y ya, ¿Eh? — explico con las manos en los bolsillos.
— Iván, fuiste elegido para dar el discurso para los graduados, tu madre lo hizo cuando se graduó de diseñadora...
Camino sin escucharlo hacia la salida, ya estaba cansando de lo mismo.
Me sigue tratando como el chico de antes de perder la memoria, yo ya no soy el mismo chico aquel, no tengo ya los mismos pensamientos...
No recuerdo cómo era Iván Owen's antes del accidente.
Abro la puerta, ya a punto de salir caigo de rodilla con la vista borrosa.
— ¿Iván? — no logro escuchar nada, solo veo una melena roja pasar, su rostro no lo puedo ver con claridad.
No entiendo por qué tengo estos dejá vu tan de repente.
— Cariño, ¿Estás bien? — pregunta madre, me levanto y vuelvo a ver normal, sacudo mi cabeza y respiro — ¿Es otro dejá vu? — niego.
— Estoy bien, he dejado de tener dejá vu desde los 16 — camino por el pasillo sin despedirme, entro en la caja metálica y espero llegar al lobby del edificio.
Universidad Nebrija
9:30 a.m.
Me bajo de la camioneta ya frente de la universidad, Jerry, el chófer, se estaciona en el estacionamiento, entro directo a la oficina del director listo para recibir el título de ingeniero.
— Hey, Iván... — me detengo al escuchar mi nombre, suspiro y miro al chico con su traje listo para la graduación.
— Roberto... — pronuncio lento.
— Pero, amigo, que cara tan larga te cargas hoy — finjo reírme — Como sea, ¿listo para recibir tu título? — asiento, me miró de arriba abajo.
— Fue bueno verte, hasta luego — me despido sin esperar nada.
Llego a la puerta de la oficina y toco esperando un adelante del director de la universidad, abro y entro mirando al director sentado en su escritorio.
— Aquí tiene lo que acordamos — le doy un cheque y me entrega el título.
— Uno de los mejores alumnos de Nebrija, con el mayor puntaje en todos sus semestres y el mejor en el cuadro de honor... y aun así, prefiere recibir el título en la oficina del director de vez de estar recibiéndolo en el escenario — sonrío.
— Ya estamos en el siglo XXI, las cosas cambian, director Smith — el director suspira.
— Bueno, ya puedes lárgate, olvide mencionar que también fuiste uno de los más rebeldes de Nebrija — río y me voy.
Ya fuera de la universidad miro el lugar, ahora soy libre, ya nadie puede arruinar mis planes.
(…)
Victoria Johnson.
Los Ángeles, California.
03:30 a.m.
Mi vuelo sale en una hora, no he dormido nada y aún estoy empacando mis cosas.
Grandioso, Tory, dejando todo a última hora.
Ok, no soy así, son los nervios, estaré bien.
— Hablando sola otra vez, hermanita — miro a Dalan entrar a mi cuarto, niego.
— ¿No deberías estar durmiendo?
— Es la hora maldita, tú también debes estar durmiendo — responde.
— Porque yo tengo un vuelo a la 4, por eso — doy mi razón, mi pelinegro hermano me mira triste.
— No le veo sentido que te vayas a España, Victoria, me vas a olvidar, me abandonas, me dejas — dramatiza, contengo mi carcajada.
— Claro que no, príncipe, luego de unos meses irás con papá y mamá y estaremos juntos, así que disfrutarás de una buenas vacaciones e iniciarás en un nuevo instituto — Dalan rueda los ojos.
— No me va bien el español, Victoria — suspiro.
— Aprenderás rápido, el español no es difícil — me encogí de hombros, cierro la maleta y me sigue mirando.
— El español y el chino son los idiomas más difícil del mundo, hermana.
Sonrío sabiendo que eso es verdad. Mal por él, bien por mí que aún recuerdo hablar español.
Aeropuerto de California.
4: 30 a.m.
Mi padre lloraba a moco suelto con mi hermano a un lado, ambos eran la copia. Mi madre negaba mirando a mi padre, se notaba avergonzada por la escena que montaba mi padre, se acercó a mí, acarició mi corto cabello rojizo luego mis mejillas y me dio un beso en la frente, luego en la nariz y un fuerte abrazo.
— Cuídate mucho, me escribes cuando llegues, tu tío Raúl estará esperándote en la empresa, tu tía Sarah te buscará en el aeropuerto, me llamas apenas llegues, aquí tienes la llaves del apartamento.
Explicó dándome un juego de llaves, en los altavoces se anunciaba la salida de mi avión, papá lloró con más ganas y me abrazó al igual que mi hermano, mamá se tapaba la cara de la vergüenza, aunque era madrugada había personas mirando.
— Ojo con cualquier muchacho, Victoria — amenazó mi padre, Dalan asiente dándole la razón. Niego sonriendo.
— Vale, ya me tengo que ir... — los abracé una última vez y salí corriendo para no perder mi vuelo a Madrid.
Aeropuerto de Madrid.
05:30 p.m.
Bostezo cansada, tomo mi maleta y salgo fuera del aeropuerto, veo muchas gentes de todo tipo, personas despidiéndose y otras encontrándose, respiro el aire español y escucho un silbido, una pelinegra bien vestida alza su brazo saludándome.
— Tía Sarah... — susurro caminando hacia ella, me abraza feliz de verme.
— Mi pequeña Victoria ha regresado a tierras españolas — dice quitándose los lentes — Vamos, debes estar cansada y con hambre.
Asiento, me subo al carro luego de subir mi maleta al carro y arrancamos a mi apartamento, apartamento que tenía mi madre antes de irse a vivir con mi padre.
Le cuento, mis padres se conocieron en la secundaria, luego de ir a la universidad, se enamoraron y me tuvieron a mí, claro, no quitemos la parte donde mi padre le es infiel con la mejor amiga de mi madre justo en el momento en que le iba a decir a mi padre que yo venía en camino, menuda historia la de ellos.
Suspiro, pero dejando de lado todo eso, he regresado...
¿Aún me recordará aquel chico que me gustaba?