Narra Uriel Monroe.
— Hermana, la chica de la que estoy enamorado me ha dicho que soy muy niño, ¿Puedes creer eso y más con esta cara que tengo? — Gretta solo se ríe haciendo que le voltee los ojos por no tomarme en serio — ¿Le darás la razón?
— Claro, la chica debe ser mucho más mayor que tú, pequeño renacuajo — le vuelvo a voltear los ojos mirando mi teléfono — ¿Me video llamaste solo para estar en tu teléfono, Uriel?
La miro y suspiro, le muestro la foto aunque no pueda ver bien la pantalla de mi teléfono por la pantalla de su laptop, entre cierra los ojos viendo bien o tratando de ver bien la foto.
— Pasarme la foto por el chat — suspiro pasando la foto, mira su teléfono y luego me mira — Es mi prima... ¿Te acostaste con mi prima? — me pregunta y trago saliva sin saber cómo responder.
— ¿Si es tu prima, también es mi prima?— pregunto asustado.
— Eres adoptado, Uriel, claro que no es tu prima, es mi prima de sangre pero responderme, ¿Te acostaste con ella? — miro a otro lado queriendo no mirarla más — Uriel... — la miro.
— Mira no más la hora que es... bye, i love you, sister — cuelgo y suspiro levantándome de la silla, mi teléfono empieza a vibrar mostrando el nombre de Gretta, trago saliva y lo apago, me lanzo a mi cama y alguien abre la puerta de mi cuarto.
— Gretta quiere hablar contigo — miro a mi papá Jack dándome su teléfono.
— Dile que estoy dormido.... — rueda los ojos y me pone el teléfono en la oreja.
— No soy mensajero, así que habla con tu hermana y no fastidie al prójimo — se va pero sin antes decir algo — Y me regresas el teléfono cuando termines...
Cierra la puerta y suspiro tomando el teléfono bien.
— Dime... — digo esperando cualquier regaño de parte de la rubia.
— ¿Te acostaste con ella? — insiste en su pregunta y suspiro.
— Si... — respondo con vaguedad.
— Eres un puerco, Uriel, con mi prima, ¿Cómo se te ocurre? — ruedo los ojos mirando el techo.
— Qué iba a saber que es tu prima, son pocas las personas que conozco de tu otra familia — exclamo molesto sentándome en la cama, la escucho suspirar.
— Aléjate de ella, no quiero problemas con mi padre — cuelga refiriéndose a Raúl Owen’s.
(...)
Salgo del elevador para luego encontrarme con una secretaria, la misma chica que vi ayer en el elevador del edificio donde vive Juliana, me mira y se sorprende de verme ahí en la empresa.
— Vine a ver a mi primito — ella frunce el ceño — A Iván… Sé que no tengo una cita — veo que suspira y lo llama por teléfono, asiente dejándome pasar, entro y lo veo sumergido en puros papeles que me dan dolor de cabeza, me siento frente a él esperando que note mi presencia.
— ¿Qué haces aquí, Uriel? — pregunta y le sonrío, lo conozco desde hace 8 años cuando me adoptaron mis padres, Iván había perdido la memoria y eso no era muy bueno ni sigue siendo bueno ya que yo soy el único que no sé cómo era Iván antes del accidente.
— Por cierto, tu secretaria es muy bonita para ser joven — levanta la mirada de los papeles y me mira con cierto enojo — No me digas… te gusta — vuelve su mirada a los papeles pero se nota un sonrojo leve en su pecoso rostro.
— Como sea, ¿A qué viniste? — pregunta otra vez.
— Juliana Torres… — levanta su mirada — Es tu prima, ¿No? — asiente.
— Entonces ¿Que tiene que ver con que sea mi prima? Eres adoptado pero no te acerques mucho a ella, mi padre es sobreprotector con las mujeres de la familia — suspiro aburrido por su respuesta.
— Ya nos acostamos — me mira sin emoción.
— Aléjate de ella mientras ella no te presente como alguien oficial, eres un don nadie para todos — me levanto pero me detengo para decirle algo — Si, eres muy chico para ella, no tienes oportunidad aunque se acabe el mundo, Uriel — ruedo los ojos saliendo de su oficina.
No me despido de la hermosa pelirroja ya que estoy llegando tarde a mi trabajo. Miro la hora apenas salgo del ascensor entrando al área de diseño gráfico, al parecer los edificios no están tan lejos como pensé.
— Uriel… — me detengo en medio camino a mi puesto, miro al jefe que me llama y me hace seña de que entre a su despacho. Respiro profundo y camino a su oficina, entro y me siento frente a él. — Ten, necesito la opinión de alguien joven como tú, ya sabes, el mundo ha cambiado demasiado y los jóvenes de hoy tiene una mentalidad diferente — asiento.
La razón por la que entre a esta empresa no fue porque mi tía Max me iba a facilitar el pase ni fue porque me empezó a gustar Juliana, sino porque ellos necesitaban una nuevo mentalidad, una nueva idea de llevar esta empresa a un nivel más alto y no cerrarse en el estereotipo cliché de siempre porque no solo son una empresa de diseño gráfico, sino que también de animación ya que se aliaron con la empresa de animación de mi tía por ley.
— Vale, lo estudiare… — acepto leyendo todo.
— También haz una diapositiva con más ideas y lo que podríamos mejorar, eres nuevo, así que sorpréndeme con lo que sabes — sonríe de lado, río levantándome.
— Acepto la misión, general — se ríe y me voy de ahí.
— Otra cosa, Monroe… — me detengo de salir de la oficina y lo miro — Si tienes alguna duda, habla con Juliana, ella es la líder de tu área — asiento, suspiro llegando a mi puesto, miro a mi alrededor viendo que todos son desconocidos y dudo acércame a alguien por ser tan malo en socializarme.
Cierro los ojos por un momento y siento el olor de Juliana a un lado de mí, abro mis ojos mirándola revisar la carpeta que me dio el jefe, aunque ella es mi jefa por ser la líder.
— ¿Qué piensas hacer? — pregunta, sé que Bruno, o sea el jefe le contó todo.
— Lo estudiare, apenas es jueves, así que tengo mañana y fin de semana para hacer lo que me pidió el jefe, señorita Torres — no me mira, deja la carpeta y se va, suspiro mirándola irse, quería que me viera pero tengo que alejarme como dice mi hermana aunque no pensaba hacerlo.
Pero por lo que pasó ayer, es mejor mantener distancia a provocar la furia de mi hermana o sus primos.
(…)
Abro la puerta del apartamento y veo que esta oscuro, miro la hora y veo que son las 8 de la noche, frunzo el ceño entrando a la cocina ya que tengo hambre, veo un plato y una nota, miro que es la letra de papá Louis.
— ¿Un cita romántica a las afueras de la ciudad? Veo que no los veré hasta el domingo en la noche — suspiro destapando el plato que tapa el contenido y veo que me ha dejado galletas, niego pensando que era otra cosa, abro la puerta de la nevera y me sirvo leche.
Aun me tratan como un niño pero no me molesta, solo me molesta que venga de Juliana que no me ve como un hombre.
Me siento en el mesón y tomo el teléfono del apartamento y llamo a mi pizzería favorita en la ciudad.
— Una pizza hawaiana, patrón — el hombre se ríe reconociéndome y cuelga. Miro la nota y la volteo viendo que mis padres esperan que no queme el lugar, me río porque lo único a lo que vengo a la cocina es a comer, no a cocinar.