Rivalidad

1390 Words
Desperté a eso de las 7 de la mañana, el despertador no paraba de sonar, mamá también ya estaba despierta y con fuertes golpes en la puerta dijo que me apurara si no quería llegar tarde a la uni. Tomé mis cosas que estaban encima del escritorio, donde las dejé la noche anterior. Me vi en el espejo, estaba con unas enormes ojeras en los ojos, producto de dormir tarde. Luego me acerqué por la ventana y vi que iba a hacer mucho calor, giré mi vista del cielo y algo llamó mi atención: Edgar ya había llegado a recogerme, así que me hice una coleta alta, fui rápidamente al baño, me di una ducha rápida y comencé a arreglarme. Traté de ponerme un poco de rubor en las mejillas y me apliqué un poco de máscara de pestañas, para mis labios apliqué un poco de labial color rosa, me cambié y bajé rápidamente las escaleras. Edgar estaba sentado en el sofá, mamá me miraba con una cara de no saber qué estaba pasando, ella por supuesto conocía a Edgar, pero suponía que ya había cerrado ese capítulo en mi vida. —Hola, Edgar —le dije, al mismo tiempo que lo tomaba de la mano para salir de casa. Antes de llegar a la salida, mamá gritó. —¡Vivian, ten dinero para que comas en el cafetín cuando llegues a la escuela! —volví y recibí el dinero. Edgar me miró y me saludó, todo había pasado tan rápido, que no esperé en la respuesta de Edgar a mi saludo. —Veo que mi suegrita no cambia, ¿no? —Dijo al momento de abrirme la puerta de su auto, un deportivo del año color rojo intenso. —Cada día se vuelve más pesada. Es capaz de tirarme agua helada si no me levanto de la cama, créeme, ya una vez lo hizo. Edgar esbozó una sonrisita, a la par que me contaba que antes de que empezaran las clases iba a pasar a dirección para que lo presentaran a mi grupo como nuevo alumno. Le sonreí al mismo tiempo que apretaba su mano, era tan cálida su compañía que por un momento saqué a Josh de mi cabeza. No pasó mucho tiempo en que borré su recuerdo, porque llegamos a la escuela. Edgar aparcó en el estacionamiento y vi como Josh salía de su auto, un auto deportivo también, pero en color n***o cromado. Se acercó a saludarme y me sonrió nostálgicamente, me dijo que tenía muchas cosas que contarme sobre lo que había pasado el día anterior, Edgar lo miró con un poco de enojo puesto que al dirigirse solo a mí; se sentía fuera de lugar. —Creo que lo mejor es que te deje sola —dijo Edgar, al mismo tiempo que me abrazaba y me plantaba un beso en la mejilla. —Vas a ver la dirección ¿no? —le pregunté. Aunque ya lo sabía, solo estaba un poco nerviosa por la presencia de Josh y la manera tan penetrante en la que nos miraba. —Sí, amor. Estás un poco despistada —bromeó, antes de que partiera. —Veo que veré a Vivian enamorada por un buen rato —se mofó Josh. —¿Qué es lo que quieres decirme, Joshi? Sabía que odiaba que le dijeran así. Todas sus fans gritonas eufóricas le decían así y él se sentía incómodo. —Quería que me ayudaras, tengo que ir con Amilcar a ver al médico que ha llevado su caso desde que quedó en coma, ¿podría ir hoy a tu casa a que me pases los apuntes de las últimas clases? Solo podré ir a la primera clase con el profesor de anatomía. —No hay problema —contesté—. Te espero, Joshi —me dirigió una mirada de molestia y nos dirigimos al salón. Entramos al salón y pasados unos 5 minutos el profe Rogelio Useda ingresó, y haciendo uso de su voz aterradora, nos dijo que abriéramos de nuestro libro la página 50. Josh se sentó junto conmigo. En eso entró Edgar ingresó al aula y la mayoría de chicas lo miraron anonadadas. “Já ilusas, ese bombón es mío”, pensé con orgullo. —No me contaste que Torrealba estudiaría con nosotros, Vivian —comentó Josh, con la voz áspera, ¿Fue mi imaginación o parecía como si estuviera enojado? En fin, mi castaño amigo es todo un caso difícil de entender. Edgar fue hacia donde estaba yo. Había un asiento detrás de donde estábamos Josh y yo, así que fue directamente hacia ahí. —Torrealba, bienvenido —comunicó Josh, mientras le extendía la mano en modo de saludo. —Palacios, espero que hayas cuidado bien de Vivian —dijo Edgar. Ambos se miraron por unos segundos, parecía como si Edgar había caído en cuenta de algo porque vino hacia mí y sin importarle que estábamos en clase, me estrechó en un abrazo y me apretó la cintura, a la par que me plantaba un suave beso en mi mejilla con un poco de posesividad. Josh rehuyó a la situación y observó cualquier rincón del aula en vez de mirarme a mí. La clase fue demasiado aburrida, teníamos que hacer un proyecto, no sé si fue una suerte volteando hacia lugares vetados, pero me tocó con Josh y Edgar puso los ojos en blanco, como si no quisiera que pasara tiempo con mi mejor amigo. Josh salió disparado ni bien tocaron el timbre, que avisaba el cambio de hora, ni siquiera se despidió de mí y lo entendí, quizá estaba ansioso por ir a ver a su hermano. El resto de clases pasaron lentas y agobiantes. Edgar se la paso sentado junto a mí en ellas y con algunos chistes logró sacarme sonrisas, hasta que su ceño se frunció cuando le pregunté por su padre. —¿Por qué te quedaste en casa de tu papá? —inquirí, al mismo tiempo que le brindaba una caricia con mi mano, rozando su suave mejilla. —Vivian, sabes que ese hombre no me cae para nada bien, no tenía opción, sabes que mi mamá murió cuando nací, como no tenía nadie más con quién ir después de que Clara muriera, le dieron la custodia a él —confesó No sabía qué decir. Edgar dijo aquellas palabras con tanta frustración, que a mí me dieron unas inmensas ganas de abrazarlo y estrujarlo como si no hubiera un mañana. Pasada las 3 de la tarde, Josh llegó a mi casa, vestía un par de vaqueros que acentuaban sus piernas firmes y una polera color azul. Parecía como si su cabello estaba más alborotado que de costumbre. —Hola, Vivian —dijo al mismo tiempo que se inclinada hacia adelante para dejarme un suave beso en mi mejilla, a modo de saludo. —Hola, mi renegón favorito —devolví el saludo, con un deje de sarcasmo en la voz. Josh frunció el ceño y me dijo que no le gustaba que me mofara de él. —Después de que te fuiste, el resto de clases fueron súper aburridas —comenté cansada, mientras le tomaba de la mano y lo dirigía a mi habitación. Al ingresar, reparé en el lugar donde se encontraba mi mochila, saqué mis apuntes y se los di a Josh, pero al verlo de reojo noté el aura depresiva que lo rodeaba. En vez de mirarme, los ojos de Josh se enfocaban en la nada. —Josh, somos muy buenos amigos, si es que lo deseas puedes contarme qué es lo que te ocurre, no puedo pasar en alto la mirada perdida que tienes en el rostro. —Es sobre Amilcar —respondió, mientras miraba hacia la ventana de mi habitación. Estaba mal, yo lo notaba. —¿Qué le sucede a tu bro? —dije casi en un susurro, puesto que no quería presionarlo. Sabía que Josh era una persona con una coraza impenetrable, solo pocos podían conocer sus sentimientos reales. —No recuerda nada de lo que sucedió esa noche, él era la única persona que podría ayudarme a encontrar a mamá. Hice una mueca. ¿Y ahora qué? Josh nunca me había contado nada sobre su familia y eso me hacía sentir algo mal, pero lo entendía con todo el drama que habían vivido.
Free reading for new users
Scan code to download app
Facebookexpand_more
  • author-avatar
    Writer
  • chap_listContents
  • likeADD