CAPÍTULO 18 Las gigantescas gotas de lluvia golpean la ventana provocando un agradable ruido repetitivo que disfruto al recostar la cabeza sobre el vidrio que se encuentra mojado desde el exterior, veo las gotas correr entre ellas con sumo cuidado. Volteo para divisar de reojo a Bastian que conduce sin decir una sola palabra, luego de la pequeña disputa que tuvimos no dijo más al respecto, y yo no hice nada para cambiar el inmaculado silencio que abrazó la tensa atmósfera dentro del auto. Así de callado como está, me recuerda al Bastian intelectual del pasado, reservado e indescifrable. Aún sigue siéndolo, a veces considero que estoy hablando con un total desconocido. Desde luego, Bastian Werner sigue siendo un misterio para mí. Es tan enigmático como lo era antes, sólo que ahora, disfrut