Corrimos tras él por varias manzanas, hasta que al fin Ian pudo derribarlo en el suelo. Me acerque agotada y le pase las esposas al pelinegro. Puse mis manos apoyadas en mis muslos, mientras intentaba recobrar la respiración. El pelinegro levantó al hombre del suelo, ya con las manos esposadas a la espalda. Nos tocó volver hasta la casa del padre de Yina, para poder subir al coche de James. Dejó al hombre en la parte trasera, pero me tocó a mi ponerle el cinturón. Después subí de copiloto. - Tiene derecho a permanecer en silencio, tiene derecho a un abogado, si no puede pagarlo se le asignará uno de oficio. Tiene derecho a una llamada de no más de un minuto y con la presencia de un funcionario público. - ¿¿Estoy detenido?? Mi hija ha sido asesinada ¿y me detienen a mi? ¡Esto es rid