Después de una intensa sesión de pasión, Alexander se encontraba entre las piernas de Emily, deleitándose con su esencia y saboreándola con delicadeza. Sin embargo, el estómago de la chica protestaba, rugiendo de hambre. Había pasado un día entero desde su última comida y sentía que su estómago se adhería a sus costillas. A pesar de ello, no quería apartarse de Alexander y deseaba permanecer en la cama, entregada al amor. Jamás imaginó que aquel encuentro fuera tan espectacular, tanto que despertaba en ella un deseo de quedarse a pesar de su hambre. —Alexander —llamó Emily mientras él se encontraba muy ocupado realizándole sexo oral. —¿Mmm? —Quisiera quedarme, pero tengo hambre... —¿Tienes hambre? —Sí —respondió Emily y Alexander de inmediato se levantó, diciéndole: —Tengo algo delic