Horas más tarde, cuando todos se habían retirado a sus respectivas habitaciones y los cuatro lobos de la manada Wolfsbone se deleitaban plenamente en esta nueva etapa en la que disfrutaban cada uno de sus compañeras de vida, los lobos de la manada Wolscott se habían acomodado en una de las tantas habitaciones vacías para descansar. Mientras tanto Duncan, en ese mismo pasillo donde también dormían Jaime, Thomas y Ash, el zorro ex cazador se encontraba en su habitación, rebosante de alegría mientras guardaba todas las prendas que le habían comprado en el armario de madera. Lo que más le entusiasmaba de esas ropas eran los magníficos abrigos y elegantes gabardinas, perfectos para combatir el frío penetrante de invierno. Nunca antes había tenido un abrigo que lo mantuviera suficientemente abr